“Las respuestas que hay dentro de mí hay la construcción de la facilidad a la conciencia.”
No quiero ser una persona gorda.
No quiero estar sin un duro.
No quiero envejecer.
No quiero vivir aquí.
No quiero tener esta relación.
No quiero ser como mi padre (o corno mi madre).
No quiero seguir en este trabajo.
No quiero tener este pelo (o esta nariz o este cuerpo…).
No quiero vivir en soledad.
No quiero ser una persona desdichada.
No quiero enfermar.
Aquello en que uno fija la atención es lo que obtiene
Estas expresiones nos muestran cómo nuestra cultura nos enseña a combatir mentalmente lo negativo, en la creencia de que, si lo hacemos de esa manera, nos acercaremos automáticamente lo positivo… pero las cosas no funcionan así.
¿Con cuánta frecuencia se ha lamentado usted de lo que no quería? Y esa actitud, ¿le trajo alguna vez lo que en realidad deseaba? Combatir lo negativo es una total pérdida de tiempo, si lo que usted realmente quiere es llevar a cabo cambios en su vida. Cuanto más insista en lo que no quiere, tanto más estará creándolo. Lo más probable es que las cosas que siempre le han disgustado, aún sigan formando parte de usted o de su vida.
Aquello en que se fija la atención es lo que crece y se consolida. Apártese de lo negativo para fijar la atención en aquello que realmente quiere ser o tener. Convirtamos ahora las anteriores afirmaciones negativas en otras positivas.
Soy una persona esbelta.
Mi situación es próspera.
Soy joven.
Me mudo a un lugar mejor.
Tengo una relación nueva y maravillosa.
Soy dueño (o dueña) de mi propio ser.
Me encanta mi pelo (o mi nariz o mi cuerpo…)
Me siento rebosante de amor y de afecto.
Me siento alegre, libre y feliz.
Mi bienestar es perfecta.
Las afirmaciones
Aprenda a usar afirmaciones positivas tanto al hablar como al pensar. Cualquier enunciado que usted formule es una afirmación, pero con demasiada frecuencia para pensar nos valemos de afirmaciones negativas, que sólo sirven para continuar creando aquello que decimos que no queremos. Con afirmar que su trabajo le enferma no llegará a ninguna parte, pero si declara que acepta un trabajo nuevo y estupendo abrirá, en su conciencia, los canales necesarios para crear esa situación.
Formule continuamente enunciados positivos sobre cómo quiere usted que sea su vida, pero no olvide un punto muy importante: Formule siempre sus enunciados en tiempo presente. Diga “soy” o “tengo”. Nuestra parte subconsciente es un servidor tan obediente que si formula uno su declaración en tiempo futuro, diciendo “quiero” o “tendré”… pues ahí será donde siga estando siempre lo que desea: ¡En el futuro, fuera de su alcance!
El proceso de amarse a sí mismo
Tal como ya dije, no importa cuál sea el problema, el punto principal sobre el que hay que trabajar es amarse a sí mismo. Ésa es la “varita mágica” que disuelve los problemas. ¿Recuerda las veces que se ha sentido bien consigo mismo y con su vida? ¿Recuerda los momentos en que estaba enamorado, los períodos en que parecía que no tuviese ningún problema? Bueno, pues amándose a sí mismo consigue uno hacer aflorar tal caudal de buenos sentimientos y de buena suerte que termina sintiéndose como si bailara en el aire. Amarse a sí mismo es lo que hace que uno se sienta bien.
Y es imposible que usted se ame realmente a sí mismo si no se aprueba y no se acepta. Aprobarse y aceptarse implican no autocriticarse por nada. Ya estoy oyendo las objeciones:
—¡Pero si yo siempre me he criticado!
—¿Cómo es posible que ese rasgo mío me guste?
—Mis padres (o mis maestros o mi pareja) siempre me han criticado.
—Entonces, ¿qué motivación tendré?
—Pero está mal que yo haga esas cosas.
—¿Cómo voy a cambiar si no me critico?
Entrenar la mente
Autocríticas como las que anteceden no son más que ejemplos de cómo la mente sigue con su antiguo parloteo. ¿Ve cómo ha entrenado usted a su mente para que censure sus actitudes y haga que se resista al cambio? ¡No haga caso de esos pensamientos y siga adelante con el importante trabajo que tiene entre manos!
Volvamos a un ejercicio que ya hicimos antes. Mírese en el espejo y diga: “Me amo y me acepto exactamente tal como soy”.
;Cómo se siente al decir eso ahora? ¿Le ha resultado un poco más fácil, después de haber trabajado con el perdón? Este sigue siendo el principal problema. La autoaprobación y la aceptación de uno mismo son las claves de los cambios positivos.
En la época en que lo que dominaba en mí era la negación de mí misma llegué incluso, en ocasiones, a abofetearme. No sabía qué significaba autoaceptarse. Mi creencia en mis propias carencias y limitaciones era más fuerte que cualquier cosa que nadie pudiera decirme en sentido contrario. Si alguien me decía que me quería, mi reacción inmediata era preguntarme: “¿Por qué? ¿Qué es lo que puede ver nadie en mí?”. O la otra idea, clásica, de que si esa persona hubiera sabido cómo era yo realmente, por dentro, no me habría amado.
Entonces no me daba cuenta de que todo lo bueno empieza por la aceptación de lo que hay dentro de uno mismo, y por el amor a ese ser que es uno mismo. Me llevó mucho tiempo llegar a tener una relación de paz y de amor conmigo misma.
Al principio empecé a buscar con empeño las pequeñas cosas que veía en mí misma y que me parecían “buenas cualidades”. Eso me ayudó, y mi bienestar empezó a mejorar. La buena bienestar —lo mismo que la prosperidad y la autoexpresión creadora— se inicia con el amor a uno mismo. Más adelante aprendí a amarme y a aprobarme en bloque, incluso teniendo en cuenta las características que no me parecían “lo bastante buenas”, y fue entonces cuando empecé realmente a progresar.
Ejercicio: Me acepto y me apruebo
He hecho hacer este ejercicio a cientos de personas, y sus resultados son estupendos. Durante todo un mes, dígase continuamente: “Me acepto y me apruebo”.
Hágalo por lo menos trescientas o cuatrocientas veces al día. No, no son demasiadas. Cuando usted se preocupa por algo, vuelve a acordarse de su problema por lo menos otras tantas veces; ahora, deje que la frase “Me acepto y me apruebo” se convierta en un mantra, en algo que usted se dice y se repite interminablemente, casi sin pausa alguna.
Le garantizo que esta frase es infalible para hacer aflorar a la conciencia todo lo que uno mantiene sepultado en sus profundidades, y que se opone a esta afirmación.
Cuando asome un pensamiento negativo como, por ejemplo, “¿Cómo puedes aceptarte y aprobarte si eres gordo?”, o “¡Qué tonta que eres si te crees que eso sirve para algo!”, o simplemente “Eres un inútil”, o cualquier otro enunciado negativo, ése es el momento de asumir el control de su mente. No le dé importancia al asunto. Considere esa idea como lo que es —otra manera de hacer que usted continúe viviendo en el pasado—, y dígale amablemente: “Tú ya puedes irte; yo me acepto y me apruebo”.
Ya el sólo hecho de pensar en hacer el ejercicio puede traerle a la mente un montón de objeciones: “Qué tontería”, o “Eso no me parece posible”, o “Vaya mentira”, o “Es pura presunción”, o “¿Qué es lo que puedo aprobar de mí si estoy haciendo esto?”.
Déjelas pasar a todas. Esas ideas no son más que resistencias, que no tienen ningún poder sobre usted, a menos que decida creérselas.
“Me acepto y me apruebo, me acepto y me apruebo, me acepto y me apruebo.” Pase lo que pase, le digan lo que le digan, le hagan lo que le hagan, usted siga repitiéndoselo. De hecho, cuando pueda decirse eso sea cual sea la situación en la que se encuentre, sabrá que está creciendo y cambiando.
A menos que se lo concedamos, las ideas no tienen ningún poder sobre nosotros; no son más que sartas de palabras, que no tienen absolutamente ningún significado. El significado se lo damos nosotros. Nosotros decidirnos cuál es el significado que vamos a darles. Decidamos, entonces, pensar cosas que nos ayuden y nos apoyen.
Parte de la aceptación de sí mismo reside en liberarse de las opiniones ajenas. Si yo estuviera con usted y le dijera insistentemente “Eres un cerdo de color púrpura”, usted se reiría de mí, o se fastidiaría conmigo y pensaría que estaba chiflada. Sería muy improbable que se creyera que eso es verdad. Y, sin embargo, muchas de las cosas que hemos decidido creer acerca de nosotros son tan disparatadas y tan falsas como ésa. Creer que su valor intrínseco depende de la forma de su cuerpo es su propia versión de creerse que es un cerdo de color púrpura.
Con frecuencia, aquellas cosas nuestras que consideramos “malas” no son más que expresiones de nuestra propia individualidad. Eso es lo que tenemos de peculiar, lo que hay de especial en nosotros. La naturaleza jamás se repite. Desde que existe este planeta, no ha habido dos copos de nieve idénticos ni dos gotas de lluvia iguales. Y cada margarita es diferente de todas las demás. Nuestra huellas digitales son distintas y nosotros también.
Estamos hechos para ser diferentes. Cuando podernos aceptar que es así, ya no hay competición ni comparación. Tratar de ser como algún otro es marchitarnos el alma. Hemos venido a este planeta para expresar quiénes somos.
Yo ni siquiera sabía quién era, mientras no empecé a aprender a amarme tal corno soy en este momento.
Ponga en funcionamiento su conciencia de sí
Piense cosas que le hagan feliz. Haga cosas que le gusten. Esté con gente que sea de su agrado. Coma cosas que hagan que su cuerpo se sienta bien. Muévase con un ritmo que sienta que le beneficia.
La plantación de semillas
Piense un momento en una tomatera. Una planta cura puede cargar más de un centenar de tomates. Para conseguir una planta así, es necesario empezar por una semillita seca, que no se parece en nada a una tomatera, ni sabe seguramente a tomate, y que si usted no la conociera, ni siquiera creería que puede convertirse en una planta de tomate. Sin embargo, supongamos que planta la semillita en un poco de tierra buena, empieza a regarla y deja que le dé el sol.
Cuando aparece el primer tallito, usted no le da un pisotón, diciendo que eso no es una tomatera; más bien lo mira y se alegra. “¡Qué bien, ya está saliendo!”, dice, y lo mira crecer con deleite. En su momento, si sigue regándola, cuida de que no le falte sol y le quita las malezas, la plantita llegará a convertirse en una tomatera con más de un centenar de espléndidos tomates. Y todo empezó con una semillita.
Lo mismo pasa cuando usted quiere crearse una experiencia nueva. La tierra es la parte subconsciente de su mente. La afirmación nueva es la semilla. La nueva experiencia está, en su totalidad, en esa semillita. Usted la riega con afirmaciones, deja que se bañe en el sol de sus pensamientos positivos, limpia de malezas el jardín arrancando las ideas negativas que se le ocurren. Y cuando ve por primera vez una mínima prueba de que algo está creciendo, no la pisotea, quejándose de que eso no es bastante, sino que la mira y exclama jubilosamente:
—Oh, ¡qué bien! Ya está saliendo. ¡Esto funciona!
Y sigue observando cómo crece, para convertirse en la manifestación de su deseo.
Ejercicio: La creación de nuevos cambios
Ahora es el momento de que tome la lista de cosas que no le gustan de usted y las exprese en forma de afirmaciones positivas. O también puede enumerar todos los cambios que quiere realizar, y las cosas que quiere tener y hacer. Después, elija tres puntos de la lista, y expréselos como afirmaciones positivas.
Supongamos que su lista negativa era más o menos así:
Mi vida es un caos. Tendría que rebajar de peso. A mí nadie me quiere. Quiero mudarme. Mi trabajo me enferma. Debería organizarme. No hago lo suficiente. Yo no sirvo para…
A todo esto se le puede dar la vuelta de manera que suene más o menos así:
Quiero liberarme del modelo mental que creó todas estas condiciones.
Estoy en el proceso de hacer cambios positivos.
Tengo un cuerpo sano y esbelto.
Dondequiera que voy me quieren.
Tengo una vivienda perfecta.
Me estoy creando un estupendo trabajo nuevo.
Ahora me organizo muy bien.
Todo lo que hago me da bienestar.
Me amo y me apruebo sin reservas.
Confío en que el proceso de la vida me dé lo que es mejor para mí.
Me merezco lo mejor, y ahora mismo lo acepto
De este grupo de afirmaciones provendrán todas las cosas que usted quiere cambiar en su lista. Al amarse y aprobarse se creará un espacio de seguridad y confianza en que la aceptación de sus
méritos permitirá que su peso corporal se normalice. Estas afirmaciones generarán la organización en su mente, crearán en su vida relaciones de amor, le acercarán un trabajo nuevo y un nuevo
lugar donde vivir. Es milagroso cómo crece una tomatera. Es milagrosa la forma en que podemos hacer que nuestros deseos se manifiesten.
El merecimiento del bien
¿Cree usted que se merece tener lo que desea? Si no es así, no se permitirá tenerlo. Circunstancias que parecen fuera de su control concurrirán para impedírselo.
Ejercicio: Me merezco
Vuelva a mirarse en el espejo y diga: “Me merezco tener… (o ser…), y lo acepto ahora”. Dígalo dos o tres veces.
¿Cómo se siente? Preste siempre atención a sus sentimientos, a lo que sucede en su cuerpo. Pregúntese si se cree lo que dice, ¿o todavía se siente indigno?
Si su cuerpo le transmite cualquier sentimiento negativo, vuelva a afirmar: “Renuncio a la pauta que en mi conciencia está creando resistencias a mi propio bien”. Y repita: “Me merezco…”.
Repítalo hasta que sienta que lo acepta, aunque tenga que hacerlo durante muchos días seguidos.
El punto de vista holístico
Para enfocar la construcción de algo nuevo en nuestro interior nos interesa partir de un punto de vista holístico. La filosofía holística procura nutrir y alimentar la totalidad del ser:
cuerpo, mente y espíritu. Si nos desentendemos de cualquiera de estos aspectos somos seres incompletos, no estamos enteros. No importa por dónde comencemos, siempre y cuando terminemos por
incluir también las otras áreas.
Si comenzamos por el cuerpo, tenemos que trabajar con la nutrición, aprender la relación que hay entre nuestra elección de alimentos y bebidas y la forma cómo nos sentimos. Deseamos optar por
lo que sea más beneficioso para el cuerpo. Hay hierbas y vitaminas, tenemos la homeopatía y también los remedios florales de Bach y el tratamiento del colon.
Asimismo, deseamos encontrar una forma de ejercicio que nos resulte atractiva. El ejercicio nos fortalece los huesos y mantiene joven el cuerpo. Además de diversos deportes, entre ellos la
natación, no hay que olvidar la danza, las artes marciales, el tai-chi, el yoga… A mí me encanta ejercitarme en el trampolín, y lo hago todos los días. Y la tabla inclinada me va
estupendamente para relajarme.
O podemos explorar alguna forma de trabajo corporal, como el rolfing, las conocidas como Heller o Trager, diversas formas de masaje, la reflexoterapia de los pies, la acupuntura o la
quiropraxia. También están la técnica Alexander, la bioenergética, los trabajos de Feldenkrais, toque terapéutico y Reiki.
Si empezamos por la mente, podemos explorar técnicas de visualización, de imaginación o de fantasía guiada, y también las afirmaciones. Hay muchísimas técnicas psicológicas: la Gestalt, el renacimiento, la hipnosis, el psicodrama, las regresiones a las vidas pasadas, la terapia por el arte, y se puede incluso trabajar con los sueños.
La meditación en cualquiera de sus formas es una manera de aquietar la mente y permitir que nuestra propia “sabiduría” aflore a la superficie. Yo, en general, me limito a sentarme con los ojos
cerrados, preguntar qué es lo que necesito saber, y esperar tranquilamente una respuesta. Si la respuesta viene, perfecto; si no viene, también. Ya vendrá otro día.
También hay grupos que hacen trabajos diversos, en forma de talleres. Los hay para todos los gustos. Ningún taller ni seminario le librará a uno para siempre de todos sus problemas, pero
pueden ayudarle a cambiar su vida aquí y ahora, en esta circunstancia momentánea y concreta.
En el terreno espiritual están la oración, la meditación y diversas maneras de conectarse cada uno con su Fuente Superior. Para mí, la práctica del perdón y del amor incondicional son
disciplinas espirituales.
Existen también grupos espirituales relacionados con diversas orientaciones religiosas, especialmente protestantes, pero se trata de un terreno demasiado personal para dar en él ninguna orientación concreta.
Sin embargo, quiero que mis lectores sepan que hay muchísimos caminos que puede explorar. Si en unos de ellos no encuentran lo que buscan, prueben otro. Todas estas sugerencias han demostrado
ser benéficas, pero yo no puedo decir cuál es la mejor para cada uno. Eso es algo que todos tenemos que descubrir por nosotros mismos, y yo no tengo todas las respuestas para nadie. No soy más
que un peldaño en la senda que conduce a la bienestar, dentro de una concepción holística.
En la infinitud de la vida, donde estoy, todo es perfecto, completo y entero.
Mi vida es siempre nueva.
Cada momento de ella es nuevo, fresco y vital.
Para crear exactamente lo que quiero, uso mi pensamiento afirmativo.
Hoy es un nuevo día. Yo soy un yo nuevo.
Pienso, hablo y actúo de manera diferente.
Los demás me tratan de manera diferente.
Mi nuevo mundo es un reflejo de mi manera de pensar nueva.
Es un jubiloso deleite plantar nuevas semillas porque sé que de ellas brotarán mis nuevas experiencias.
Todo está bien en mi mundo.
Extracto del libro: Usted puede curar su vida por Louise Hay
Capítulo 8. La contrucción de lo Nuevo.
Sería mejor decir lo que quiero que lo que no quiero
Muy Útil
Gracias,siempre havia pensad q era asi pero nunca lo he puesto en practica,ahora lo hare
Desde aproximadamente hace unos veinte años lo descubri por casualidad y lo he puesto en practica, la verdad cambio mi vida considerablemente.Millon de gracias por ese maravilloso aporte a la humanidad…
Micol Brizuela Simon Brizuela
Un placer VERTE.LOUISE L HAY.
Me encanta esta mujer
Me acepto y me apruebo. Gracias.
justo hoy pensaba en sus enseñanzas y ha aparecido este post sobre ella XDDD
Te recomiendo que las afirmaciones sean en sentido positivo, de otra forma estas reafirmando todo lo que le sigue a la palabra No…
Yo utilizo el EVITO
Mariela Rodriguez De Luca Florenciaa De Anna
Gracias todo lo que no quiero es lo que tengo asi comensare desde hoy con los pensamientos positivos
?
Debemos pensar «quiero ser flaca», quiero verme joven» quiero ser rico, etc, o sea, siempre afirmativos!
Si señor!!! Hay que ser positivos!!tener buena onda y no darle importancia a las cosas que no lo son. Reír mucho también hace bien..
Lo mas canijo es no querer estar sin un duró
Excelente artículo ??
Erika Barrios Pedro Luis César Contreras Marisela Muñoz Sucura Mosquera Raynniero DaSilveiro
Recomiendo leer el libro Usted puede curar su vida, d Louise Hay.
TE AMO ..LOUISE HAY!!!!!
excelente gracias!!!
Hay que pensar y hablar siempre lo que queremos no lo que no queremos
«Quiero tener una bonita relación»
Quiero ser delgada
Gracias :p
Gracias bendiciones
Muchas gracias, gracias, gracias.
SIN.