Los sueños son un canal importante para la prevención y curación de las enfermedades. Mientras dormimos, nuestro propio médico interior está de servicio.
Algunas personas se han enterado soñando del desarrollo de una enfermedad, otras han sido asesoradas sobre cómo tratar un problema de bienestar, e incluso algunas han recibido tratamientos directos.
En la antigua Grecia había templos dedicados al dios Esculapio, que curaba a las personas mientras dormían. Los enfermos iban en peregrinación a un templo de Esculapio y pasaban la noche allí durmiendo.
Cuando se despertaban por la mañana recordaban algún suceso extraño.
Durante la noche, el propio Esculapio, o uno de los espíritus animales que le ayudaban —un perro o una serpiente— visitaban al enfermo en el templo y realizaban una operación.
A veces Esculapio tocaba al enfermo, otras la serpiente mordía la zona infectada, o el perro lamía la perjudicada.
La experiencia parecía real, la persona creía que estaba despierta. ¿Era algo real o era un sueño? Al ser un suceso muy extraño parecía un sueño.
En cualquier caso, sea cual fuere la naturaleza de la visión, lo que es digno de tener en cuenta es que al despertar, el problema médico había quedado resuelto.
Así pues, en el templo de Esculapio el sueño en sí era un factor curativo.
Sin embargo, según fueron pasando los años la medicina que se practicaba en los templos perdió parte de su efectividad.
Los sueños en los que los enfermos tenían visiones y que lograban curaciones directas e inmediatas pasaron a ser muy infrecuentes.
En cambio, las personas tenían unos sueños más corrientes, que requerían una interpretación.
En tales casos, un encargado del templo interpretaba los sueños con elmfin de idear la forma de tratar la enfermedad.
Así pues, los sueños seguían teniendo cierto valor en tanto en cuanto ayudaban a realizar el diagnóstico y la prescripción, pero ya no constituían experiencias curativas por sí mismos.
Ernest Rossi en su libro, The Psychobiology of Mind-Body Healing (La Psicobiología de la Curación Mente-Cuerpo) reúne una serie de datos que muestran que durante el sueño el cuerpo es receptor de nuevas programaciones.
La síntesis de moléculas nuevas de ADN que se produce al soñar podría causar una inversión en la evolución de la enfermedad.
Esta explicación de los sueños es según la Medicina Tradicional China :
De acuerdo con el contenido de los sueños podemos saber en que órgano tenemos exceso o deficiencia de energía.
Los sueños por deficiencia de energía en los riñones son generalmente de miedo, susto y se relacionan muchas veces con el mar y olas gigantescas.
Deficiencia de energía en los pulmones son sueños tristes, que causan pena o que uno vuela o se cae por un precipicio.
Exceso de energía en los pulmones produce sueños ansiosos o que nos quieren matar.
Los sueños repetitivos se relacionan con problemas digestivos.
El exceso de energía en el hígado produce sueños con pesadillas y sueños donde hacemos cólera, tenemos celos o nos sentimos frustrados por no alcanzar algo.
El exceso de energía en el corazón produce reírse mucho durante el sueño.
Soñar frecuentemente con contacto fisico se debe a una alteración de energías que conlleva a una presión de CHI sobre los órganos del amores.
Un sueño bonito, tranquilo, con sensación de paz denota un equilibrio en los órganos y es signo que tendremos un buen día.
El sueño tiene un profundo significado, es mucho más que un hecho psicológico y fisiológico. Su significado profundo nos ayuda a una comprensión superior de la verdad. Una tercera parte de nuestra vida la ocupamos en el sueño.
La privación de él nos conduce a la locura e incluso a la mas allá. Los problemas más profundos de la mente del hombre se pueden dilucidar con un estudio profundo del dormir soñando y del estar en vigilia.
Durante el sueño todas las funciones se aquietan. Pero no mueren las energías ni movimientos del estado de vigilia. Se reparan los tejidos y el hombre empieza a relajar el control voluntario y la inteligencia crítica. A medida que se acerca el sueño los pensamientos disminuyen, la consciencia se aísla del mundo físico, todo desaparece, el hombre no ve, ni huele, ni gusta, ni oye: allí, un sueño penetra en él.
Son varios los mecanismos responsables que ponen en marcha las imágenes oníricas. Sin embargo, la facultad representativa de la consciencia soñadora es tan sensible y expansiva, que es inútil interpretar los sueños según métodos empíricos, teorías psicoanalíticas o libros estereotipados, exclusivamente.
Los sueños que pertenecen al ser instintivo del hombre, son aquellos que se vuelven burda y groseramente exagerados. Suceden cuando una experiencia física externa, es su verdadero punto de partida. Este tipo de sueño, el hombre lo comparte con animales superiores y con personas bajo el efecto de drogas. Se deben a que en el centro sensible dentro de la capa exterior del cerebro, se produce una magnificación, que irrumpe a través de los otros centros especializados en la consciencia individual, en la forma de impresiones sensoriales de esa consciencia, es decir, de la experiencia exterior del mundo.
La impresión física originaria o una perturbación física, en la mente del soñador o una persona drogada, se dramatiza y se convierte en algo fantásticamente remoto y sin relación con su origen. Flota en la consciencia soñadora por un tiempo prolongado. Esto sucede así, porque las tendencias dramatizadoras y simbolizadoras constituyen una parte natural de la facultad imaginativa, en los estados libres del arrobamiento onírico y de la visión mística.
En los sueños del ser instintivo, el soñador no recibe la imagen completa, sino sólo un pequeño fragmento representado por la perturbación física determinada que provocó el sueño. Como consecuencia, la facultad de producir imágenes, es libre de seguir su propio curso. Pero no es tanta la libertad, debido a que la imagen se crea sobre la base de la perturbación física que dio origen al sueño, a la que permanece relacionada confusa y remotamente. La memoria también, en este caso, puede reproducir fragmentos de experiencias anteriores que son incorporadas.
El proceso amplificador que se desarrolla en la capa más externa del cerebro, por medio de una acción puramente mecánica, se libera y despliega. Su función está parcialmente dislocada, debido a esto se pueden producir experiencias fragmentadas, sin una lógica secuencia. Así se constituye el tejido de los sueños. Este desorden y confusión se debe a que la recepción cerebral se ha liberado parcial y temporalmente, por ésta causa, la facultad elaboradora de imágenes trabaja mecánicamente, en gran medida, por sí misma.
El sueño es desordenado, pero no exagerado, cuando el centro amplificador permanece en orden, en este caso sólo la facultad creadora de imágenes se libera. El material del sueño puede provenir de contribuciones mnemónicas y en parte de la exuberancia de la fantasía. En el primer caso, el sueño aparece con una racionalidad intermitente, y en el segundo caso, de la fantasía se obtienen otros elementos desconectados y arbitrarios.
El origen de muchos de estos sueños es la fuerza de la sugestión extraída de la memoria de experiencias de vigilia. Los acontecimientos, emociones, pensamientos, etc. pueden rastrearse – durante las 24 horas previas a las fantasías creadoras – de impresiones pasadas que ya habían sido olvidadas, pero que se conservaban muy bien. Pueden aparecer estas fantasías muy distorsionadas, porque la influencia moderadora de las facultades superiores del intelecto, la razón, la reflexión critica y el juicio valorativo, resultan superados por la facultad libre de la elaboración de imágenes. Esto trae como consecuencia, una parcial falla en la discriminación y clasificación de las imágenes.
Las facultades superiores no están anuladas del todo y ejercen un cierto control que no es uniforme. Durante el sueño, el freno de la razón y de la voluntad se afloja, las tendencias representativas y simbolizantes se entregan a una actividad libre, se asocian mecánicamente ideas similares o imágenes opuestas que generalmente están muy débilmente ligadas.
Sin embargo, por grotescos que resulten los sueños, responden en general a la experiencia de vigilia, porque responden a la necesidad de presentar sus imágenes en el espacio, sus acontecimientos en la secuencia temporal y sus personajes humanos, de acuerdo con actitudes comprensibles.
La mayoría de los sueños no reportan ningún beneficio.
Un sueño se vuelve significativo, cuando la consciencia se ha replegado completamente en el centro del corazón (Chakra Anahata), se ha liberado de la contribución cerebral y está funcionando nuevamente en completa armonía con la imagen rectora del mundo que se halla dentro de él.
Su significado y valor, debe captarse intuitivamente al despertar. Un sueño puede ser alguna percepción exacta de algún acontecimiento que sucede a gran distancia en el espacio o en el tiempo. Puede ser una auténtica visión clarividente. La intensidad de la atención nos capacita para percibir el presente como real y otros instantes como ilusorios. El tiempo es o todo real o todo ilusorio, pero no puede ser ambas cosas fragmentadas. Pero el tiempo no se puede clasificar porque es un producto mental.
Para resolver un hecho predictivo, tenemos que resolver primero los misterios superiores de la mente. La sensación del tiempo es de la misma índole que el de una idea, porque la misma serie temporal que rige la vida de la vigilia no rige la vida del sueño; y puesto que la experiencia sensorial física es en esencia mental, resulta más fácil para la mayoría de las personas, por medio del sueño, que a través de estar despiertos, que la mente capte el futuro con bastante exactitud y se proyecte adelantándose a los acontecimientos físicos en los que está envuelto el cuerpo.
Esto sería la explicación racional de la mayoría de los sueños proféticos.
Cuando soñamos cosas, pensamientos, personas, etc. que no podemos adscribir a percepciones previas de la experiencia, se producen imágenes de recuerdos muy vívidos y quedan en la memoria por muchos años. Estos sueños pueden ejercer una profunda influencia en alguna actitud de nuestra vida consciente. La sensación de familiaridad frente a lugares desconocidos o personas cuyo trato no nos es habitual, puede ser el origen de un sueño de este tipo. Estos sueños, surgen de nuestro karma o son transcripciones vagas de sueños anteriores. Sus raíces se hunden profundamente en encarnaciones previas y reviven acontecimientos sucedidos entonces.
Hay sueños que son más importantes porque se originan en un plano superior de la mente, muy superior al de la parte animal de nuestro ser. La persona que durante la vigilia, no responde al flamado de su Yo Superior, podría responden más fácilmente, durante las horas de sueño. Es así, porque su voluntad egoísta está más relajada y porque se encuentra más cerca de la fuente de la consciencia.
Son sueños de orden superior y espiritual los que aportan buenos frutos cuando la persona despierta. También hay sueños medio recordados, en los que una persona acostumbrada a vivir en el Yo Superior se presenta a un amigo, estudiante o partidario para darle ánimo, hacerle una advertencia o guiarlo durante una época crítica, que invariablemente se presenta en forma de visión, muy clara, en los momentos previos a la mas allá.
La persona que haya logrado un completo control sobre sus impresiones sensoriales en su estado de vigilia habrá conseguido igual control de sus impresiones de su estado como durmiente. Su vida onírica será ordenada, coherente y racional.
En los sueños del ser instintivo, el soñador no recibe la imagen completa, sino sólo un pequeño fragmento representado por la perturbación física determinada que provocó el sueño. Como consecuencia, la facultad de producir imágenes, es libre de seguir su propio curso. Pero no es tanta la libertad, debido a que la imagen se crea sobre la base de la perturbación física que dio origen al sueño, a la que permanece relacionada confusa y remotamente. La memoria también, en este caso, puede reproducir fragmentos de experiencias anteriores que son incorporadas.
El proceso amplificador que se desarrolla en la capa más externa del cerebro, por medio de una acción puramente mecánica, se libera y despliega. Su función está parcialmente dislocada, debido a esto se pueden producir experiencias fragmentadas, sin una lógica secuencia. Así se constituye el tejido de los sueños. Este desorden y confusión se debe a que la recepción cerebral se ha liberado parcial y temporalmente, por ésta causa, la facultad elaboradora de imágenes trabaja mecánicamente, en gran medida, por sí misma.
El sueño es desordenado, pero no exagerado, cuando el centro amplificador permanece en orden, en este caso sólo la facultad creadora de imágenes se libera. El material del sueño puede provenir de contribuciones mnemónicas y en parte de la exuberancia de la fantasía. En el primer caso, el sueño aparece con una racionalidad intermitente, y en el segundo caso, de la fantasía se obtienen otros elementos desconectados y arbitrarios.
El origen de muchos de estos sueños es la fuerza de la sugestión extraída de la memoria de experiencias de vigilia. Los acontecimientos, emociones, pensamientos, etc. pueden rastrearse – durante las 24 horas previas a las fantasías creadoras – de impresiones pasadas que ya habían sido olvidadas, pero que se conservaban muy bien. Pueden aparecer estas fantasías muy distorsionadas, porque la influencia moderadora de las facultades superiores del intelecto, la razón, la reflexión critica y el juicio valorativo, resultan superados por la facultad libre de la elaboración de imágenes. Esto trae como consecuencia, una parcial falla en la discriminación y clasificación de las imágenes.
Las facultades superiores no están anuladas del todo y ejercen un cierto control que no es uniforme. Durante el sueño, el freno de la razón y de la voluntad se afloja, las tendencias representativas y simbolizantes se entregan a una actividad libre, se asocian mecánicamente ideas similares o imágenes opuestas que generalmente están muy débilmente ligadas.
Sin embargo, por grotescos que resulten los sueños, responden en general a la experiencia de vigilia, porque responden a la necesidad de presentar sus imágenes en el espacio, sus acontecimientos en la secuencia temporal y sus personajes humanos, de acuerdo con actitudes comprensibles.
La mayoría de los sueños no reportan ningún beneficio.
Un sueño se vuelve significativo, cuando la consciencia se ha replegado completamente en el centro del corazón (Chakra Anahata), se ha liberado de la contribución cerebral y está funcionando nuevamente en completa armonía con la imagen rectora del mundo que se halla dentro de él.
Su significado y valor, debe captarse intuitivamente al despertar. Un sueño puede ser alguna percepción exacta de algún acontecimiento que sucede a gran distancia en el espacio o en el tiempo. Puede ser una auténtica visión clarividente. La intensidad de la atención nos capacita para percibir el presente como real y otros instantes como ilusorios. El tiempo es o todo real o todo ilusorio, pero no puede ser ambas cosas fragmentadas. Pero el tiempo no se puede clasificar porque es un producto mental.
Para resolver un hecho predictivo, tenemos que resolver primero los misterios superiores de la mente. La sensación del tiempo es de la misma índole que el de una idea, porque la misma serie temporal que rige la vida de la vigilia no rige la vida del sueño; y puesto que la experiencia sensorial física es en esencia mental, resulta más fácil para la mayoría de las personas, por medio del sueño, que a través de estar despiertos, que la mente capte el futuro con bastante exactitud y se proyecte adelantándose a los acontecimientos físicos en los que está envuelto el cuerpo.
Esto sería la explicación racional de la mayoría de los sueños proféticos.
Cuando soñamos cosas, pensamientos, personas, etc. que no podemos adscribir a percepciones previas de la experiencia, se producen imágenes de recuerdos muy vívidos y quedan en la memoria por muchos años. Estos sueños pueden ejercer una profunda influencia en alguna actitud de nuestra vida consciente. La sensación de familiaridad frente a lugares desconocidos o personas cuyo trato no nos es habitual, puede ser el origen de un sueño de este tipo. Estos sueños, surgen de nuestro karma o son transcripciones vagas de sueños anteriores. Sus raíces se hunden profundamente en encarnaciones previas y reviven acontecimientos sucedidos entonces.
Hay sueños que son más importantes porque se originan en un plano superior de la mente, muy superior al de la parte animal de nuestro ser. La persona que durante la vigilia, no responde al flamado de su Yo Superior, podría responden más fácilmente, durante las horas de sueño. Es así, porque su voluntad egoísta está más relajada y porque se encuentra más cerca de la fuente de la consciencia.
Son sueños de orden superior y espiritual los que aportan buenos frutos cuando la persona despierta. También hay sueños medio recordados, en los que una persona acostumbrada a vivir en el Yo Superior se presenta a un amigo, estudiante o partidario para darle ánimo, hacerle una advertencia o guiarlo durante una época crítica, que invariablemente se presenta en forma de visión, muy clara, en los momentos previos a la mas allá.
La persona que haya logrado un completo control sobre sus impresiones sensoriales en su estado de vigilia habrá conseguido igual control de sus impresiones de su estado como durmiente. Su vida onírica será ordenada, coherente y racional.
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