No pensar en las preocupaciones

Escrito por Lourdes

27/12/2013

En ocasiones, cuando estamos muy preocupados por algo que no podemos pensar en otra cosa. Cualquier cosa nos hace pensar en nuestras preocupaciones. Hay personas que salen del trabajo, y se llevan a casa las preocupaciones y le dan vueltas y más vueltas sin llegar a ninguna parte.

Las preocupaciones son como un virus mental, generan ansiedad y estrés y nos convierten en personas irritables incapaces de viver del momento presenta. Tal como decía Napoleón:  “Libérate de las preocupaciones como te liberas de la ropa antes de ir a la cama”.

En este artículo te proponemos una serie de ejercicios que pueden ayudarte a no pensar en tus preocupaciones, al menos por unos momentos. Seguramente, cuando vuelvas a la normalidad, pensarás en ellos de una manera mucho menos amenazante.

Ejercicios para liberar las preocupaciones:

Un ejercicio mnemotécnico.

Otra forma para liberarse de las preocupaciones consiste en ponerlas en perspectiva. Cuando nos desligamos emocionalmente de las situaciones, estas suelen parecer menos amenazantes y podemos encontrar una solución con más facilidad. Un ejercicio muy sencillo para lograrlo consiste en recordar lo que te preocupaba hace exactamente 365 días, contando a partir del presente. ¿Qué te preocupaba un día como hoy pero hace un año?

Es probable que no lo recuerdes porque, a menos que hayas pasado por una situación realmente estresante, las preocupaciones cotidianas que nos asaltan suelen ser pasajeras y no dejan huellas en nuestra memoria. Por tanto, eso que te preocupa hoy, dentro de unos meses sea intrascendente, así que comienza a restarle significado emocional ahora mismo. Cuando te sientas saturado y a punto de explotar por culpa de las preocupaciones diarias, ten en mente este proverbio sueco: “Las preocupaciones permiten que las pequeñas cosas proyecten sombras largas”.

Escuchar un poco de música o salir a pasear con un amigo.

Durante este tiempo debes evitar concentrarte en la música, bailar si lo deseas. En caso de que vayas a dar un paseo con un amigo, centra tu atención en él y pregúntale cómo esta, evita hablar de tus preocupaciones si es posible. El objetivo es pasar un buen rato sin pensar en los temas que te preocupan.

La cita.

Si durante los últimos días has tenido una preocupación recurrente, ha llegado el momento de pedirle una cita. Sí, reserva 30 minutos de tu tiempo cada día para pensar libremente en las cosas que te preocupan, para darle vía libre a tus inquietudes. Sin embargo, tal y como si estuvieras en una cita, en ese momento no debes pensar en nada más que en tus preocupaciones.

Muy pronto te darás cuenta de que no es fácil mantener el pensamiento concentrado durante media hora en una sola preocupación, aún así, intenta brindarle tu atención y piensa en las consecuencias del problema, hasta que adquieran un toque grotesco.

De esta forma, las preocupaciones serán menos amenazantes. Además, a lo largo del día, cuando una preocupación te asalte, simplemente anótala y postérgala hasta el momento de la próxima cita.

Así evitarás estar preocupado todo el tiempo, lo cual afecta tu desempeño, tus relaciones interpersonales y tu bienestar mental.

J.Delgado

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