Protonterapia: La terapia de protones

Escrito por BAES

04/11/2013

La terapia de protones es un tipo de radioterapia avanzada que utiliza un haz de protones para aplicar radiación directamente al tumor, destruyendo las células cancerosas sin afectar el tejido sano circundante y otras áreas críticas y órganos vitales.

Con la radioterapia convencional, los haces de rayos X atraviesan tanto tejidos sanos como cancerosos, destruyendo todo lo que se encuentre en la trayectoria del haz. Los tejidos cancerosos resultan dañados, pero también el tejido sano que los rodea. En consecuencia, los médicos deben limitar las dosis de radiación tradicional a fin de reducir al mínimo los efectos perjudiciales para los tejidos normales próximos al tumor.

La terapia de protones utiliza haces de protones para apuntar con precisión a los tumores cancerosos y eliminarlos, incluidos los tumores difíciles de alcanzar por estar cerca o dentro de áreas vitales, o alojados en zonas sensibles del cuerpo.

Los protones altamente cargados ingresan al cuerpo con una baja dosis de radiación, se detienen en el sitio del tumor, se ajustan —o se “adaptan”— a la forma y al volumen o a la profundidad del tumor, y depositan la mayor parte de su energía para combatir el cáncer directamente en el tumor.

La terapia de protones permite aplicar poderosas dosis de radiación directamente en el tumor, con poco daño para el tejido sano circundante. Esto es especialmente importante cuando se tratan áreas cercanas a órganos vitales, como los pulmones, o tumores cercanos al ojo, el cerebro o el esófago, y también cuando se tratan cánceres en niños, cuyos cuerpos aún están creciendo y desarrollándose.

Los médicos pueden usar esta terapia para tratar los siguientes tipos de cáncer:

Del cerebro (neuroma acústico, tumores cerebrales de la niñez)
Del ojo (melanoma ocular, retinoblastoma)
De la cabeza y el cuello
Del pulmón
De la columna (cordoma, condrosarcoma)
De la próstata
Cáncer del sistema linfático

La Protonterapia es una rama de la medicina nuclear aplicada en el tratamiento de tumores malignos. Su historia se remonta a 1954, y se utilizaba exlusivamente en la investigación, cuando el físico estadounidense Robert Wilson propuso su uso médico.

Desde entonces, 40.000 pacientes han sido sometidos a este tratamiento en todo el mundo. Los protones, núcleos de los átomos de hidrógeno, poseen una altísima carga energética, y pueden atravesar la piel y los tejidos casi sin perjudicarlos, hasta llegar al tumor. Enviándolos en haces al 60% de la velocidad de la luz (180.000 km/s) hasta las células cancerosas, éstas son destruidas casi sin causar daño a los tejidos sanos. Esto que suena a milagro, posee base científica, pero cabe preguntarse si representa un salto cuántico en la oncología.

Consultado por DW-WORLD, el Prof. Wolfgang Schlegel, director del Depto. de Medicina Nuclear del Centro Alemán de Investigaciones Oncológicas, con sede en Heidelberg, explica que la protonterapia permite dirigir con gran exactitud la dosis de radiación, por lo cual afecta mucho menos a tejidos adyacentes, y, por ende, a órganos sanos.

Además, la dosis llega al final del recorrido con su máxima potencia -‘Bragg Peak’-, al contrario de otras radioterapias conocidas, como, por ejemplo, la de rayos X, rayos gama y fotones, cuyo poder disminuye proporcionalmente a la profundidad del tumor. “Estas ventajas dan resultados positivos en ciertos cánceres inoperables o de difícil acceso, aumentando sus posibilidades de sanación, como en el condroma y el condrosarcoma craneales, algunos tumores óseos, el carcinoma de próstata, y el melanoma uveal, un tumor ocular.

No sabemos aún si es eficaz en el cáncer de mama o de pulmón”, dice el científico.

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