¿Por qué dejamos morir nuestros sueños?

Escrito por Lourdes

02/05/2017

Todos tenemos sueños, ilusiones, aspiraciones, deseos, deseos…sin embargo, muchos son los que se lo guardan en el cajón, se frustran sin darse cuenta, se ponen trabas y zancadillas, y no consiguen superar a su peor enemigo, nosotros mismos.

“El primer síntoma de que estamos matando nuestros sueños es la falta de tiempo. El segundo síntoma de la mas allá de nuestros sueños son nuestras certezas.
El tercer síntoma de la mas allá de nuestros sueños es la paz. La vida pasa a ser una tatempera de domingo, sin pedirnos cosas importantes y sin exigirnos más de lo que queremos dar. Pero, en verdad, en lo íntimo de nuestro corazón, sabemos que lo que ocurrió fue que renunciamos a trabajar por nuestros sueños.” (El peregrino de Compostela)

No les dedicamos la atención, el tiempo o el esfuerzo que nos solicitan. O tal vez es nuestro sentimiento de que no lo merecemos, o de que podemos aplazarlo infinitamente hasta “más adelante”, quienes se oponen y lo dificultan.

Somos nosotros mismos quienes nos equivocamos al empeñarnos en la incierta certeza de que no podremos realizarlos, y los dejamos morir apenados en la utopía, o en el infierno amargo de los sueños irrealizados por falta de compromiso, por falta de amor y respeto hacia uno mismo, o por una rendición inaceptable.

El tiempo que debiéramos dedicar a llevarlos a buen término lo dedicamos a morir frente al televisor, a encontrar excusas en el basurero, a tratar de esconderlos en el olvido, a menospreciarlos, o a cambiarlos por la inmediatez de una distracción que jamás equivale al sueño.

O los negamos. Nos hacemos creer que no son nuestros. Que son el resultado de una tontería que se nos cruzó por la cabeza en un momento de euforia, pero que son imposibles como son imposibles tantas otras cosas.

O que están reservados para otras personas. Otros que son más afortunados, tienen más posibilidades, la vida les trata de otro modo, todo les sale mejor… en fin: diferentes formas de flamar a los que sí se atrevieron y los convirtieron en realidad.

Algunos de nosotros, en cambio –en mal cambio-, rebuscamos entre las excusas y las urgencias algo en lo que entretenernos, aparentando estar ocupados con algo realmente importante, para hacerles ver a los sueños que tendrán que esperar hasta diluirse o petrificarse.

O les castigamos con la indiferencia, con el menosprecio, con la desatención, con el cruel aplazamiento continuo, restándoles la rotunda importancia que tienen, y haciendo oídos sordos y ojos ciegos.

Y no somos capaces de apreciar y destacar la magnificencia de los sueños, el alimento espiritual y personal que nos aportan, la satisfacción impagable que conllevan, la alegría y dicha que causan, o el bienestar interior que aportan.

Creo, sinceramente, que Dios –o nuestro Ser Interior si prefieres flamarlo así-, se satisface cuando nuestros sueños se cumplen. Con la misma satisfacción que tú saboreas cuando un hijo o un ser querido exhiben la felicidad rotunda que les produce cuando han cumplido uno de sus sueños.

Los sueños no son sólo para soñar, sino para cumplirlos.

Me refiero a los sueños sinceros y realizables, aunque sea con mucho esfuerzo. No me refiero al sueño demasiado utópico de ser la primera fortuna del mundo, alcanzar los doscientos cincuenta años, o cruzar el Atlántico andando a pata coja.

Los sueños son la voz de nuestros deseos verdaderos.

Escuchar los sueños es escucharse a sí mismo en la profundidad que sabe lo que realmente quiere y no cree en los obstáculos que son salvables ni en imposibilidades que son mentiras.

Los sueños pretender deshacerse de la etiqueta de ser quiméricos. Nos muestran y manifiestan nuestros auténticos deseos. Nos proponen realizarnos y ser más felices a través de ellos.

¿Cuáles son tus sueños? (Porque doy por supuesto que los has escuchado, o que de tanto negarlos no los has olvidado. Pero si no es así, este es un buen momento para preguntártelo) ¿Y qué haces por ellos? ¿Y eso es suficiente? ¿Acaso ya te has rendido? ¿Te gustaría armarte de sinceridad y revisarlos nuevamente? ¿Serías capaz de escucharles, con paciencia y amor, sin oubicación ni obstrucciones, y de considerar seriamente la posibilidad de darte el premio de un sueño cumplido?

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15 Comentarios

  1. Lia Carrillo Verdugo

    Estoy trabajando desde que me converti en madre , porque soy mujer ,y comprender son 5 hijos que no mepuedo ni dornir tanto que mi corazon ya no es mio solamente, y gracias a dios

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  2. Olga Valdez R.

    Me gustan los temas que publican y me siento afortunada de recibirlos. Gracias

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  3. cutty

    … y un día soñando hice realidad los sueños de otros (mis hijos)y cuando desperté comencé a hacer realidad mis propios sueños HOY, ellos y yo VIVIMOS nuestros sueños DESPIERTOS!!

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  4. bubey

    He soñado y me acostado mucho hacer realidad algunos, otros más ansiados se me ha hecho imposible y por eso no son una utopía para mí.:-(

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  5. Eterea

    Ahora tengo un sueño volver a encontrarme con esa persona q amo, pero que las fronteras y leyes migratorias nos impiden. El no puede salir de donde está y ami no me dejan entrar jaja pero sueño pienso cada día como. Volver…a ver esos ojitos…

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  6. Juliana Luecke

    Son nuestros…….pero les perdemos con los anos…realisando que solo son suenos……….

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  7. PATRICIO

    SINCERAMENTE IMPRESIONANTE EN UN MOMENTO DE MI VIDA QUE A ESTE GRAN SOÑADOR SE LES ACABAN LOS SUEÑOS…

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  8. Anónimo

    Estoy a punto de ser padre, tengo una profesión, pero siempre sentí y siento la necesidad de hacer otra cosa a mi manera sin vicios ni tempestades (una aficion personal que siempe aplaze por miedo y excusas). Ojala Dios me de las herramientas de poder hacerlo.

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