PLEGARIA DE GRATITUD
PLEGARIA DE GRATITUD

PLEGARIA DE GRATITUD

PLEGARIA DE GRATITUD

Para todas las mujeres maduras y sagaces que están aprendiendo cuando es el momento justo para decir su verdad y no callar, o callar cuando el silencio es más fuerte que las palabras.

Para todas las mujeres que están llegando a la madurez, que están aprendiendo a ser gentiles cuando sería más fácil ser crueles, que saben poder herir cuando la situación lo reclama con un
corte neto y preciso, que se están ejercitando a decir toda la verdad con toda piedad.

Para todas aquellas que violan las convenciones y estrechan la mano de los extranjeros bienestarándolos como si los hubieran visto crecer y los conocieran desde siempre…

Para todas aquellas que están aprendiendo a sacudir los huesos, remover las aguas, y la cama, pero también a aplacar la tempestad.

Para aquellas que custodian el aceite de las lámparas, que mantienen la calma en la vida cotidiana…

Para aquellas que perpetúan los rituales, que recuerdan como encender el fuego con un simple hilo y un sílice…

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Para aquellas que recitan las antiguas plegarias, que recuerdan los símbolos, las formas, las palabras, las melodías, las danzas, y aquello que los ritos, en otro tiempo, buscaban aplacar….

Para aquellas que bendicen con frecuencia y con gusto a los demás…

Para aquellas mujeres maduras que no tienen miedo, o que si lo tienen, deciden de todos modos accionar con determinación…

Por ellas… que tengan una larga vida, en fuerza y en bienestar desplegando todas las velas de su inmenso espíritu.

ORACIÓN DEL FUEGO PARA HONRAR A LA MUJER

Que el fuego ilumine nuestros pensamientos,

que los haga verdaderos, buenos y justos.

Que nos impida resignarnos con menos.

Que el fuego ilumine nuestra mirada.

Que nos abra los ojos al bienestar de compartir todo lo bueno de la vida.

Rogamos al fuego que nos aleje de aquello que no nos pertenece por derecho.

Que el fuego caldee nuestros labios, para que podamos decir la verdad con palabras amables que sirvan y estimulen a otros.

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Que el fuego habite en nuestros oídos, para que podamos escuchar de verdad,

para que podamos oír el rumor del agua y toda la creación y el Ensueño.

Que nos proteja de las habladurías y de todo aquello que pueda hacernos daño y causar el quebranto de nuestra familia.

Que el fuego habite en nuestros brazos y manos para que podamos ser útiles y construir el amor.

Que el fuego habite en todo nuestro ser, en nuestras piernas y pies,

para que podamos caminar sobre la tierra con reverencia y respeto,

para que podamos avanzar por la senda del bien y la verdad,

sabiéndonos a salvo de apartarnos de aquello que es verdadero.