Pareja: Claves para detectar la manipulación.

“Cuando se teme a alguien es porque a ese alguien le hemos concedido poder sobre nosotros”

Hermann Hesse

La manipulación emocional es una de las prácticas más utilizadas en el campo de batalla de la pareja. De forma inconsciente o voluntaria se exige a la otra persona que actúe según los propios deseos o necesidades, utilizando vilmente los sentimientos como arma. El silencio, las amenazas directas, los celos, o incluso una actitud de victima, son algunas de las estrategias más comunes.

La pareja manipuladora rara vez  propone soluciones reales a los conflictos: funciona a base de poner parches. No es capaz de actuar en términos de igualdad: o domina o le dominan. El manipulador no quiere una pareja: quiere un rehén.

Se expresa mediante palabras, actitudes o gestos, el mensaje manipulador suele ser vivido con una sensación de amenaza o de exigencia. Por ello, una buena fórmula para detectarlo consiste en estar atento a las propias sensaciones y sentimientos ante los mensajes que se reciben.

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Normalmente el manipulador:

– Para lograr lo que quiere utiliza el chantaje emocional, el llanto, la amenaza, los berrinches, el victimismo o la insistencia excesiva e irracional.

– Sólo sus deseos cuentan. Sólo el es importante, no tienen en cuenta la otra parte de la pareja.

– No sabe hacer nada por si mismo, siempre utiliza la frase: Si me quisieras harías….

–Nunca admite sus fallos, siempre intenta defenderse de los picos que recibe justificando sus acciones.

– Envía mensajes indirectos para criticar a los demás con frases del tipo: Qué patético es que una persona de esa edad haga esto o lo otro…

– Siempre cree que su pareja está en deuda con él.

El manipulador tiene una tendencia a exigir a su pareja.

En general, la manipulación causa un sentimiento de estar ante una situación que no tiene fácil salida. La persona debe ser consciente de la situación que vive. Es muy importante diferenciar entre una petición y una exigencia. Pedir implica otorgar la libertad al otro para elegir entre complementar o no la solicitud,teniendo en cuenta su opinión. En cambio, al exigir no se proporciona tal alternativa y se ignoran los sentimientos y las necesidades de la otra persona.

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Aprender a realizar esta distinción entre pedir y exigir ayudará a reconocer cuándo se es objeto de una manipulación o cuándo uno mismo la utiliza como una indirecta para conseguir aquello que desea.