Qué malos ratos nos pueden llegar a hacer pasar los ascensores… ¿ te has preguntado alguna vez por qué nos causa tanta tensión compartir ascensores con desconocidos?
Aunque la razón principal tenga que ver con la invasión de nuestra distancia personal, de la que hablaremos después más extensamente, lo cierto es que se juntan una serie de factores que hacen que la experiencia pueda resultar bastante agobiante.
Nos encontramos en un espacio cerrado, en una cabina eléctrica que se mueve con una serie de mecanismos que en un momento dado pueden fallar…
Algunos de los miedos que nos asaltan ( vayamos solos o en compañía) es que el ascensor se desplome o nos quedemos sin oxigeno, la primera opción es muy poco probable ( tienen varios sistemas de seguridad) y la segunda imposible, ya que cuentan con sistemas de renovación…
Lo que ocurre es que se nos activan todos los mecanismos de supervivencia al encontrarnos en un espacio cerrado del que no podemos salir. Es por ello, que salvo que sufras de vértigo los ascensores acristalados reducen esas sensaciones.
Otro de los miedos que, de modo inconsciente, nos hacen sentir incómodos al compartir ascensor si es con una sola persona, es a nuestra integridad física. Nos sentimos más vulnerables en un espacio cerrado apartado de la vista de quien pudiera auxiliarnos.
Un tercer miedo es el del contagio. No se si recordareis esa escena mítica de la película Ghost en la que uno de los personajes en un ascensor repleto de gente, empieza a toser informando a su compañero de la gravedad de su enfermedad. El lenguaje corporal del resto de los ocupantes lo dice todo… en cuanto tienen ocasión desalojan el ascensor…
Los miedos tratados hasta el momento son del todo primitivos, están en lo más profundo de nuestra evolución y a menudo operan de forma más o menos inconsciente.
Pero lo más destacado de la incomodidad que nos ocasiona el hecho de compartir espacios cerrados y pequeños es el tema de la distancia corporal o de la proxemia.
¿ A qué distancia nos sentimos cómodos del resto de personas?
Aunque depende mucho de la cultura en que nos encontremos y en parte del grado de extroversión de cada uno, los seres humanos tenemos delimitadas determinadas distancias en las que nos sentimos cómodos respecto a la cercanía con otras personas. O sea nuestra zona de seguridad.
Las tres razones psicológicas para que esta zona exista son las siguientes:
- Mantener la Identidad personal. Vendría a ser algo así como yo soy yo y el espacio que me rodea. Esto tiene que ver con nuestro campo energético, porque en realidad nosotros no acabamos donde acaba nuestro cuerpo físico. Prueba a cerrar los ojos y poner la palma de tu mano muy cerca de tu cuerpo, la zona media del tronco es adecuada, puedes sentir algo con mayor densidad que si la separas a mayor distancia, esa energía también eres tú.
- Protegerse de amenazas y peligros.
- Regular el grado de intimidad que queremos tener con la otra persona. La distancia que mantenemos de forma voluntaria con unas personas o con otras son uno de los indicadores más claros del lenguaje corporal. Ya sea de modo inconsciente ( fíjate la próxima vez que estés con alguien que te gusta a que distancia te colocas y compáralo con la distancia a la que te pones de alguien que te desagrada) o de forma consciente para hacerle saber al otro que grado de confianza estás dispuesto a permitirle.
Ya hemos dicho que la distancia exacta depende de cada persona, de su extroversión, de la confianza en sí mismo, de la cultura en la que esté educado… pero en todas se dan cuatro escalafones.
- ZONA ÍNTIMA: Es la más importante para cada persona porque es tratada psicologicamente como una prolongación de nuestro propio YO, como nuestra casa, donde nadie que no haya sido invitado puede entrar. Suele variar entre los 15 y los 45 centímetros. Está reservada sólo para personas de máxima confianza con las que nos une algún vínculo afectivo.
- ZONA PERSONAL: Esta equivaldría a la escalera que compartes con tus vecinos o el portal de tu casa. Está reservada para personas con las que interactuamos con normalidad. Es la que se da entre compañeros de trabajo, en un grupo de gente, en una fiesta… Si alargamos el brazo podemos tocar a la otra persona, suele ser una distancia comprendida entre los 45 cms y los 120.
- ZONA SOCIAL: La reservada para nuestro trato con personas totalmente desconocidas, el dependiente de un comercio, el camarero del restaurante… la distancia óptima para sentirnos cómodos en este tipo de interacción es la que va desde los 120 cms hasta los 360cms. ( Pocos ascensores te ofrecen este espacio entre sus ocupantes, de ahí nuestra incomodidad)
- ZONA PÚBLICA: Es la reservada para dirigirse al público, parte de los 360 cms y no tiene límite. Esa lejanía dota de autoridad y carisma al ponente u orador poniendo una distancia mucho mayor que la que tienen los asistentes entre sí.
MUY BUENO.
a mi me da igual