LOS 5 POR QUÉ
En mi opinión, Toyota –el fabricante de vehículos- aplica muy correctamente una técnica que sirve para conocer el origen de los problemas que se presentan.
Este es el ejemplo que ponen de Toyota en la wikipedia:
• EL PROBLEMA: El vehículo no arranca.
1. ¿Por qué? – La batería está ida.
2. ¿Por qué? – El alternador no está funcionando.
3. ¿Por qué? – La correa del alternador se ha roto.
4. ¿Por qué? – La correa del alternador fue mucho más allá de su vida de servicio útil y no se sustituyó.
5. ¿Por qué? – No se ha hecho el mantenimiento de acuerdo a lo recomendado en el programa de servicio.
De este modo se llega al origen: no se hizo bien el mantenimiento. Si uno se queda en la respuesta del primer por qué, simplemente pondrá una batería nueva, pero más adelante -y ya que el alternador no está funcionando- se estropeará también y así una tras otra todas las que se vayan colocando. Al mismo tiempo, si uno llega hasta el quinto y comienza a hacer bien los mantenimientos evitará que se estropeen otras piezas. ¿Lo ves claro?
Ahora es cuando tenemos que aplicar esta técnica a los problemas de nuestra vida.
Se trata, lógicamente, de evitar repetir la costumbre de dar vueltas a lo mismo sin avanzar y quedarse sin encontrar respuestas, o lo que es igual de malo: conformarse con un “no lo sé”.
El problema: Estoy abatida.
1. ¿Por qué? – Porque mi pareja me ha abandonado.
2. ¿Por qué? – Porque no era feliz conmigo.
3. ¿Por qué? – Porque no le dedicaba atención.
4. ¿Por qué? – Porque ya no sentía interés por él.
5. ¿Por qué? – Porque ya no estaba enamorada.
Esto es solamente un ejemplo de cómo se puede llegar al origen de lo sucedido.
A veces puede ser necesario aumentar o disminuir el número de porqués. Lo importante es que no nos conformemos antes de llegar a la que sabemos –porque lo sentimos así- que es la respuesta auténtica.
Podríamos llegar a un sesto por qué, cuya respuesta podría ser: Porque él había cambiado mucho y ya no era la persona de la que yo me enamoré.
Y ahora, con esta nueva respuesta, estaríamos aún más cerca del origen auténtico.
Si no se realiza esta técnica, uno se puede quedar en esa respuesta deplorable e inaceptable de “no lo sé”, y se sentirá una víctima que no comprende lo que le ha pasado, y hasta es muy posible que acabará culpabilizándose –que es una costumbre muy femenina- y preguntándose –sin un excesivo interés y sin seguir la técnica- qué es lo que hizo mal para haber acabado sola y abandonada, cuando –en este ejemplo- es evidente que ella no es la culpable.
Conviene, y mucho, preguntarse el por qué de las cosas.
La mayoría de las veces diremos que no sabemos la respuesta y eso no siempre es cierto, simplemente es que no nos apetece meternos en ese proceso de introspección al que tanto miedo tenemos.
Miedo a descubrir algo de nosotros que no nos guste porque nos haga aparentar ser peores de la idea negativa que ya tenemos, pero ya lo he escrito más de una vez: DES-CUBRIR es sacar a la luz
LO QUE YA ESTABA. El hecho de descubrirlo no quiere decir que se nos acaba de incorporar, sino que YA ESTABA pero no éramos conscientes de ello, y SÓLO AL RECONOCERLO Y ACEPTARLO se puede iniciar un proceso de modificación o expulsión.
Un ¿Por qué?, siempre es necesario. Preguntar lo que no se sabe –y obtener respuesta- es el único modo de conocer lo desconocido.
Sin miedo a lo que pueda aparecer, conviene insistir en conocer el origen o la razón de todas nuestras cosas. Es necesario.
Te dejo con tus reflexiones…
Francisco de Sales
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