Este es un post para valientes, para personas que no tienen miedo a descubrir sus sombras, conocedores de que la verdadera curación pasa por aportar un poco de luz a todo ello, y por eso mismo, por valiente, vamos ayudarte… Comienza haciéndote esta pregunta ¿qué es lo peor que ves en ti mismo?
Casi todos padecemos un miedo atenazador que nos impide mostrarnos con naturalidad y nos dificulta el poder llegar a los últimos rincones de lo más desconocido de nosotros.
Es un auto-concepto pesimista de que hay cosas malas en nuestra naturaleza –y no es cierto, porque la naturaleza es pura- que preferimos no salgan del cajón más secreto que mantenemos encerrado en una caja fuerte, que está dentro de otra caja fuerte, en un sitio que desconoce el resto de la humanidad.
Si un día descubrimos algo que no nos gustó, pesimistamente sospechamos que eso es la punta del iceberg, que tiene que haber muchísimo más, y que remover el interior sólo va a sacar a la luz algunos demonios que mantenemos ocultos y semi-aletargados. Mejor no menearlo.
La negligencia en el planteamiento está en que pensamos que si está oculto no afecta, que no pensando en ello desaparece, o que negarlo es mejor que resolverlo. Por lo menos, es más cómodo. Pero no es efectivo. No es resolutivo.
Lo que está, está, y lo que es, es. Y esto sí que es cierto.
Y por muy escondido o medio olvidado que esté lo que no queremos reconocer, no dejará de causar su influjo o su estrago.
Lo eficaz, lo valiente, lo justo, lo necesario, es sacarlo a la luz y airearlo –aunque sea en la privacidad de Uno Mismo-, y tratarlo desde la ecuanimidad y no desde el miedo a su influjo. No es el enemigo: es la parte desconocida que aún no se ha resuelto. Es lo que flamamos “la sombra”.
Y la sombra no es el enemigo ni es lo indestructible: es el aspecto inconsciente de la personalidad que el Yo Consciente no quiere reconocer como propios.
Reconocerlos ofrece la oportunidad de modificarlos o deshacerlos.
Y ese es, indudablemente, el primer paso: llegar hasta donde esté y sacarla de su escondite o de nuestro desconocimiento, observarla, encontrar su origen si es posible, reconocerla, aceptarla desde ese momento ya que es innegable su existencia, y a partir de ahí hacer lo que se considere oportuno.
Pero hacer algo, con la intensidad y la periodicidad que uno quiera, o inmediatamente, que puede ser lo más adecuado, pero no conformarse con haberla reconocido y pensar que por ello ya es un asunto resuelto.
Esa parte que todos tenemos que no nos gusta es tan real como la que sí aceptamos.
Y repudiarla solo habla de un profundo desamor hacia nosotros mismos, porque el acto generoso y noble es de aceptarla tal como es –porque forma parte de uno aunque a uno no le agrade-, con la promesa de ir modificándola, desmontándola, despojándola de la tenebrosidad que se le ha otorgado, entendiéndola como una parte de la humanidad que somos, con sus imperfecciones congénitas –esta vida es un Camino de Perfección, que de eso se trata vivir: de corregirse para progresar, de afinarse en el mejoramiento, de estar cada vez más cerca de lo que podemos llegar a ser.
No hay algo “peor” que pueda descubrirse en la propia naturaleza, porque “peor” es solamente un adjetivo. Lo que hay y lo que es, es lo que hay y lo que es. Nada más.
El Desarrollo Personal propone sacar a la luz lo que existe, sin miedo y sin vergüenza, y recordar que nada es inevitable, que nada es irrevocable, que la vida no es una condena que uno tiene que cumplir, sino que cada uno ha de diseñar su propia filosofía de vida y su propia personalidad, y ello implica tener unos valores y descartar otros, y dar prevalencia a unas cosas y diluir otras.
Y ese es el Camino.
Tener algo que no agrada no es diabólico: es una realidad.
Lo diabólico es saberlo y no hacer nada por corregirlo.
La sugerencia es entrar sin miedo a descubrir lo que hay, guste o no guste, y sin miedo, porque lo que se descubra se va a quedar en el secreto con uno mismo –por eso uno mismo solamente entrará a encontrar y no a juzgar-.
Es conveniente recordar que uno no es siempre el culpable de las cosas que encuentre y es posible que sea más bien una víctima.
La mala educación, las circunstancias, la inexperiencia… hay muchas razones, ajenas y externas, que pueden ser responsables de lo que hemos hecho o no, de cómo somos o no, y ahora lo que se pretende hacer es arreglar lo que se pueda y no entretenerse en buscar culpables. Ánimo.
Este puede ser el paso más importante de tu vida.
FRANCISCO DE SALES
MUY BUENO
La sombra. Uou…
Remedios naturalesM que es lo peor de t i misma
Lo voy a investigar remedios n.
Mi caracter….cuando me tocan las narices…eso es lo peor de mí!!
Genial!!
La confianza hacia los demás
Escrito por San Francisco de Sales, hermoso artículo.
Reconocer los errores afrontarlo sacarlo de de adentro para tener paz interior por malo que sea, no somos perfectos y más aún sabiendo lo ignorante que fuimos e hicimos daños a los demás