La construcción de expectativas

Escrito por Lourdes

09/07/2017

Siempre estamos expectantes en la construcción. ¿qué pasará mañana? ¿Cómo me irá el examen? Diariamente hacemos proyeccciones del mañana esperando que algo pase. Mientras moldeamos ese futuro fantástico, nos perdemos el presente. Nos olvidamos de observar y asimilar lo que Es y lo que Somos. Dejamos de Ser para proyectar.

Expectativa: Del latín exspectātum, mirado, visto.

Esperanza de realizar o conseguir algo. Esperanza basada en el pasado, en la experiencia ya vivida. Exquisita amalgama de todo lo que hemos sido, conocido, resentido y deseado que nos empuja a construir castillos en el aire. Esperanza que roza peligrosamente con la creencia, en tanto que suele encarcelarnos. Robert Anton Wilson nos recuerda constantemente en sus libros que en el momento en que escogemos creer algo sobre otras cosas, estamos descartando en vez de incluir, reducimos las posibilidades en vez de multiplicarlas al infinito en un mundo donde todo es posible.

Cada vez que generamos una expectativa estamos apostando todo lo que es por todo lo que podría ser. Estamos colocando una apuesta, sobre otra apuesta: toda expectativa está anclada en la percepción y “toda percepción es una apuesta” (Edmund Husserl, filósofo alemán fundador de la fenomenología trascendental). Entre fantasías y desafíos se nos escapa el Ahora y frecuentemente nace la desilusión –hacia nosotros, el otro, lo que es y lo que no es.

«Bienaventurado el que nada espera, porque nunca sufrirá desengaños»  Alexander Pope

La decepción pesa. Así suele nacer el drama. Caprichosos por excelencia, pasamos de ser actores a ser simples circuitos reaccionando a impulsos eléctricos similares a los que te da el “señor de los toques” en las cantinas mexicanas. Así creamos escenarios inverosímiles dignos de cualquier telenovela, que luego desconocemos estupefactos. Nos pesa encarnar aquello que no proyectamos y entonces nuevamente generamos expectativas de lo que debería de ser y/o suceder.

Así nacen los círculos viciosos.

Cualquier situación servirá para reflejarnos el estado actual de nuestro Ser —como si fueran servicios en los cuales el mecánico te indica lo que hace falta hacer y tú decides si hacer caso omiso o arreglarlo. La vida tiene esa exquisita manía de enfrentarnos con aquello que no queremos reconocer en nosotros. Podríamos llegar a pensar que todo sucede para revelar(nos) aquello que pretendemos desconocer en el otro que no es otro.

«Un hombre no mide su altura en los momentos de confort, sino en los de cambio y controversia» Martin Luther King

La adversidad desenmascara. Aquello que niegas es precisamente a lo que le huyes, siempre servirá para derrotarte al final. Cuando uno no se sabe y reconoce tal cual Es en el ahora, uno sólo puede ocupar el rol de víctima. Dice un proverbio africano: “Cuando no hay un enemigo interior, los enemigos exteriores no pueden hacerte daño.” No hay fuera y dentro, es todo como un reflejo de tu esencia más intima que a su vez es una de las tantas manifestaciones del uno. No hay bien o mal: todo como matiz del uno. No hay nada que esperar, todo Es. El corazón siente, la mente juzga, la energía fluye.

Además, todo sucede simultáneamente, porque el tiempo no existe. Sólo percibes un porcentaje mínimo de las infinitas posibilidades, y tu percepción está directamente ligada con la frecuencia que emites. La vida como un libro de la serie “Escoge tu propia aventura” donde al final de cada capítulo, según la observación y el análisis que hiciste de los hechos, decides el paso a seguir. De tu capacidad de observación y determinación dependerá el resultado; de la frecuencia en la que resuenas dependerán las opciones que percibes.

La determinación no es un pensamiento, ni un objeto, ni un deseo.

Es lo que te hace invulnerable.

«La determinación es lo que empuja al chamán a través de una pared. Lo hace volar por el espacio hacia el infinito» Carlos Castaneda

La clave está en Ser, plenamente consciente de lo que Es.
Expresarte en todo momento.

No imaginar el futuro, ni soñar con en el pasado. Evitar que la mente divague y concentrarnos en el momento presente. Expresa lo que eres y siente sin miedo a lo que pueda Ser, y sobre todo sin esperar nada a cambio. No importa cómo el otro o el mundo reaccione a lo que Eres, la clave esta en ser sólo por el gusto de Ser en ese preciso momento, dejarse guiar por la sincronía entonada a la determinación, que a su vez se alinea con el corazón.

«La felicidad es cuando lo que piensas, lo que dices y lo que haces está en armonía» Gandhi

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