«El verdadero éxito consiste en descubrir quién eres, en lugar de calcular qué serás» .
Franz Kafka
Para saber quien eres realmente, requieres rodearte de personas que te hagan feliz, que aporten algo positivo a tu vida. En ocasiones, puede ser difícil alejarse de las personas que no nos aportan nada, no queremos hacerles daño. Sin embargo, una de las claves del éxito reside en saber rodearte de la gente adecuada. Además, alejarte de esas personas produce una corriente de alegría.
¿Quién soy? Esa es la gran pregunta que el ser humano se ha hecho a lo largo de la Historia. Una pregunta tan universal y trascendente que su repetida formulación ha desarrollado el conocimiento esencial de la Humanidad. Sus diferentes respuestas han propiciado las sucesivas expansiones de consciencia que el ser humano ha conquistado de forma paulatina. ¿Merece la pena dedicar atención a una cuestión que parece no proporcionar el último modelo de coche, ni el dinero de la hipoteca?
La respuesta más sensata es que “Sí” merece la pena. Nuestra visión del mundo exterior y concreto tiene mucho que ver con nuestra gafa de mirar la vida y con la actitud existencial desde la que nos movemos en el ahora. Nuestra jerarquía de valores y el sentido filosófico de la existencia pueden convertir muchas penas en crecimiento y dejar caducos los viejos modos de vivirse como víctimas preocupadas.
De la misma forma, si alguien se propuso gozar de la sinérgica aventura del “descubrir juntos”, y, de pronto, se da cuenta de que lo que en ese momento está viviendo es, justamente, un objetivo anteriormente deseado, sucede que el goce aumenta. Sabemos que la consciencia de bienestar aumenta el bienestar. Saber y compartir que se es feliz multiplica la positividad de la emoción. Y aunque la felicidad con mayúsculas es in-causada, es decir, que carece de causa anterior que la produzca, bien es cierto que lograr objetivos, tras un esfuerzo sostenido, produce una satisfacción reparadora.
Cuando todavía la mente está dormida, ignora que el tipo de vida que cada uno de nosotros vive en los tiempos actuales es justo el modelo que anteriormente creímos y soñamos llegar a ser algún día. Ni más ni menos. La utopía se hace realidad porque todos los sueños nacen con vocación de ser experimentados. Así funciona el juego de la creación, ella se sirve de nosotros y se auto-crea a través de nuestra imaginación creadora.
El tipo de vida que cada cual vive, no es tanto un problema de buena o mala suerte, sino de la calidad del propio programa mental y del nivel de consciencia.
¿Acaso nos tienta pensar en la existencia de un destino? ¿Acaso está todo predestinado por una Inteligencia Suprema que sincroniza acontecimientos e hilvana lo aparentemente desconectado? A veces uno lo siente e intuye así. Otras veces sin embargo, pensamos que la realidad conocida se construye, instante a instante, mediante nuestras opciones de pensamiento. Y, tal vez, la verdad se halla tras las dos posiciones, ni la una, ni la otra, y ambas a la vez. Tal vez convenga soslayar la tendencia de excluir alguna hipótesis por ajena que parezca. En realidad, todos los aspectos pueden ser integrados en un nivel de conciencia expandido en el que no hay contradicción y en el que todo es compatible. Un estado denominado como Observación Pura.
¿Cómo vivir dicho estado? Para ello, deténgase el amante durante unos instantes y tórnese consciente de la ternura que su ser puede desplegar. Atestígüese cómo brota el manantial de energía que fluye sin causa. Un espacio interior en el que se ofrece Agua de Vida y amor consciente a todos los seres sensibles.
Alguien dijo que la raíz de todos los problemas de la humanidad tan sólo estriba en no ser consciente. En realidad, no darse cuenta de que uno ama y de que además goza del amor, es no amar.
Y parece que tenemos un derecho legítimo a gozar, que somos criaturas que merecemos la paz profunda, tan sólo por el simple hecho de ser conscientes. No hace falta que uno haga méritos ni que se lo gane realizando esfuerzos por conseguirlo. Nada hay que hacer, tan sólo se trata de estar preparados para que el sentimiento de amor nos busque y encuentre. Mientras tanto, uno respira en la gratitud adelantada. El hecho de dar las gracias por lo que uno quiere sentir, es ya sentirlo.
Sentirse bien e irradiar nuestro bienestar es un estado de conciencia de sí mismo que se encuentra más allá de la exaltación y del extremo emocional.
El gran éxito de la vida consiste en reconocernos como la Infinitud y Totalidad que esencialmente somos y eludir la tendencia a pensarse y pensar a los demás como, únicamente, alguna de sus áreas.
Estoy atendiendo las publicaciones últimamente y me han resultado de interés. Muchas gracias por difundir las mismas.
Pato
Ezequiel Bep
(y)
¡He inventado un método de autoacupuntura ibérica y funciona!
Fátima Añez Salvatierra
Excelente :p
Gracias.
Gracias bienestaros
Neta wow !!! ?????
….one of my favourite writers…
Yves Silva
Mira ya nos contestaron
Yo siempre digo creo y pienso, que la primera prioridad es conocerse a sí mismo. De lo contrario estás perdi@!!
Jajajaja