Fíjate en la imagen, enumera todas las ventajas que se obtienen con el poder del abrazo. Te aconsejamos que lo practiques cada día 🙂
Aunque hay un interés creciente, en la actualidad, sobre cuestiones de tipo espiritual, pocas veces se trata el tema de la qué tiene que ver la espiritualidad con las relaciones interpersonales.
Ya hablé en otra entrada de ciertos rasgos asociados a la espiritualidad egocéntrica. Una espiritualidad centrada en el individuo y su crecimiento personal, relacionada diversos problemas y disfunciones, consecuencia de fomentar el egocentrismo en el camino espiritual.
Algo difícil de evitar en nuestros días pues vende más hablar de recibir premios, para uno mismo y para el propio ego, que la idea de la autotrascendencia, el sacrificio o la humildad. Véase si no el éxito alcanzado por libros como “El Secreto”.
Sin quitar la importancia que tiene en el camino espiritual el autoconocimiento, en el camino espiritual, o la autoestima sana, no podemos dejar de lado la dimensión interpersonal en el desarrollo espiritual. ¿Por qué? Porque sin ésta, la vida espiritual puede estar incompleta o ser un delirio autorreferencial.
Pensemos, por ejemplo, en un honrado ciudadano que va a sus clases de meditación regularmente, o bien acude frecuentemente a sus actividades parroquiales, a un ashram o a encuentros espirituales de cualquier tipo. Seguramente pueda sentirse bien con lo que le aportan unas u otras prácticas y pueda experimentar una potenciación de ciertos recursos personales.
Todo esto puede ser beneficioso para superar dificultades de la vida, tener una visión más positiva de la realidad o, incluso ayudarle a encontrar un sentido más completo de su vida. Este ciudadano puede tener momentos de paz y bienestar interior, gracias a su práctica espiritual. Claro que sí, pero podemos ver algo diferente cuando éste se encuentra con otras personas. Abrazo e.e