1. Aclara tus propias creencias
. Tanto si practicas una religión organizada como si no la practicas, requiererás decidir en qué crees para poder fomentar la espiritualidad en tu hijo. Eso no significa que tengas que tener todas las respuestas, pero podrías tomarte algo de tiempo para considerar estas preguntas: ¿Crees en Dios? ¿Crees que existe un elemento divino en la creación del mundo? ¿Qué crees que pasa cuando una persona muere?
Si tú y tu pareja tienen diferentes religiones, es prudente decidir cómo enfocarán el tema de la espiritualidad con su hijo antes de que sea lo suficientemente grande como para confundirse con sus distintas opiniones.
2. Incluye la espiritualidad en su vida desde muy temprana edad. “Los niños pequeños no comprenden qué es la Divinidad, pero tampoco comprenden realmente quién es un abuelo o una abuela”, “Aun así quieres que conozca a su abuelita, así que empiezas a hablarle de ella desde el primer día. Es lo mismo con la idea de Divinidad”.
De igual manera que tu hijo cree que su abuelita es una persona importante en su vida (incluso si la ve muy rara vez), te creerá que lo Divino también lo es. Y al introducir en su vida prácticas espirituales desde una edad temprana, como orar o meditar juntos por las noches, tu pequeño las verá como una parte natural de la vida, y tú tendrás una influencia espiritual en él antes de que la tengan otras personas.
3. No finjas tener todas las respuestas. Cuando tu pequeño te pregunte a dónde va la gente cuando muere, contéstale sinceramente: “Nadie lo sabe con certeza, pero algunas personas creen que se van al cielo para estar cerca de Dios. Otros piensan que nacen otra vez en un cuerpo nuevo”.
Inevitablemente, tu hijo te preguntará lo que tú piensas. Si tienes una firme creencia, compártela con él. Si no, está bien admitir que hay preguntas para cuales la gente pasa toda su vida buscando una respuesta, y ésta es una de ellas.
4. Usa eventos cotidianos para enseñarle espiritualidad. Las grandes ideas no siempre requieren acciones grandes. Puedes demostrar que la espiritualidad es parte de la vida diaria, incorporándola en acciones y palabras cotidianas. Al abrir las cortinas por la mañana, podrías exclamar: “¡Mira qué bonito día ha creado la naturaleza!”
5. Haz que tu hijo ame la naturaleza. La naturaleza es un lugar excelente para encontrar una manifestación tangible de lo divino. Ayuda a tu hijo a ver la naturaleza como algo sagrado, demostrando tu propio amor y respeto por ella.
Cuando vayan a caminar en el bosque o vivencian de un picnic en la playa, recojan toda su basura (e incluso la de otros), y sean considerados con las criaturas en su hábitat. Planta un jardín con tu hijo y haz que sea parte de su rutina diaria revisar juntos el progreso de las plantas. Empieza a recopilar un montón de desechos para fertilizante orgánico para que tu pequeño vea las sobras de la comida convertidas en tierra que usarán en su jardín.
Inculca en él la idea de que la Tierra es un regalo, y que nuestra supervivencia depende de la supervivencia de nuestro planeta.
6. Cuéntale historias. Las tradiciones espirituales del mundo están llenas de historias diseñadas para explicar todo desde cómo fue creado el mundo hasta por qué a veces la gente hace cosas malas. Preséntale a tu hijo el concepto de que diferentes personas tienen diferentes ideas respecto a Dios, aprovechando la enorme cantidad de literatura que hay al respecto.
Lean juntos historias de una Biblia ilustrada, de un libro de mitología hindú o una colección de cuentos populares judíos, modificándolos y simplificándolos según consideres necesario.
7. Básate en las tradiciones familiares. La espiritualidad no sólo nos conecta con lo divino; también nos conecta a unos con otros y con el pasado. Si estás criando a tu hijo con las mismas tradiciones espirituales con las que creciste, puedes estar segura de que sabe que está continuando rituales familiares que fueron heredados de sus abuelos e incluso de sus bisabuelos.
8. Haz que sea divertido. La espiritualidad debe ser más alegre que serias y sombría. Anima a tu pequeño a que dibuje el Universo, invente su propia historia sobre cómo fue creado el mundo o simplemente imagine cómo es el cielo.
Actúen juntos en obras teatrales o monten un espectáculo de marionetas basado en temas espirituales. Sobre todo, haz lo que la gente espiritual ha hecho durante siglos: ¡cantar y bailar!
9. Practica el silencio. Una vez al día o una vez al mes, tómate un momento para sentarte en silencio con tu hijito. No tienes que presentarle su momento de silencio como una elevada práctica de meditación, sino simplemente como una pausa tranquilizante en un día ruidoso.
Ya sea que tu hijo use ese momento para comunicarse con lo divino o simplemente para descansar y recargarse de energía, le ayudará a ponerse en contacto con lo que está más allá de las minucias cotidianas.
10. Enséñale una forma sencilla de orar. Dile a tu pequeño que la oración no es algo que se deja sólo para los domingos o para momentos en los que se requiere ayuda con algo. Es una herramienta para comunicarse con el Ser Supremo en cualquier momento. Así que invítalo a orar contigo en diferentes momentos, por ejemplo, cuando vea algo hermoso, cuando haga algo nuevo por primera vez, al despertar o a la hora de dormir.
11. Enfatiza el aspecto espiritual de las festividades. Trata de equilibrar la comercialización de los días festivos con actividades que destaquen su significado más profundo.
Trabaja como voluntaria para una obra de caridad local, dona alimentos, ropa o juguetes a un asilo de pobres, y haz que tu pequeño participe eligiendo unas cuantas cosas con las que ya no juegue.
12. Considera formar parte de grupos espirituales. Al asistir regularmente tu pequeño verá que la espiritualidad juega un papel fundamental en la vida de la familia. Apuntate con él a Yoga, a sesiones cortas de meditación, mindfullnes…
13. Sigue a tu pequeño. Deja que te haga preguntas y dale muchas oportunidades para hablar de sus propias ideas respecto a temas como qué es Dios, cómo es el cielo o qué le pasa a la gente después de la mas allá.
Trata de no imponerle las respuestas a sus preguntas. Si te pregunta dónde vive Dios, empieza por preguntarle qué es lo que él piensa. O pídele que haga un dibujo y te hable de él.
La espiritualidad es algo que va en ambas direcciones: si escuchas atentamente a tu hijo, podrías descubrir algo en lo que tú nunca habías pensado.
Ale, Verónica, Isaac
excelente…
Jesùs
Magnifique
esto que leo es una atrocidad. Adoctrinamiento de menores, pasarse de la raya infantil. Ser religioso debe ser una decisión libre y no heredada
Ser espiritual no implica ser religioso, es mi punto de vista.
Muy buena guía…simple, práctica y certera para educar a nuestros hijos en la espiritualidad
Muchas gracias!
MUY BUENO.
Joha da Torre
Nayareth Gonzalez
Básico
Mauro A. Sarabia Peña
Teresa Castells Lucas
Son una pasada ellos nos enseñan tanto…de vez en cuando te suelta alguna frase super bonita y te kedas a cuadros….
Cierto
Básico, ya que es la manera de despertar los valores, lo positivo, en el ser
No comparto en razón que el niño no será el mismo, requiere que use su libertad para «espiritualidad»
Justo lo q requiereba!!! Gracias, gracias, gracias !!!
Mira amiga Gaby Martínez
Es tan i!importante la espiritualidad para los niños sin necesidad de una religión, si no hay espiritualidad serán niños sin equilibrio ,puesto que vivimos en dualidad ,nesecitamos buen balance energético,no se si algunos no estén de acuerdo ,investiguenlo para saber si realmente es necesario
Diana Laura Antonio Miranda
Yaya V. Ortega