La lengua escrita es una invención más o menos reciente que, básicamente, consiste en la transcripción codificada, aunque imprecisa, de nuestra comprensión oral. Y no es sólo un invento nuevo; es un invento que pocas civilizaciones lograron. Aunque todos los grupos humanos tienen un lenguaje oral, solo unos pocos lograron codificarlo en un sistema escrito (unos 200 de unos 6.000 lenguajes). La evidencia arqueológica muestra que los primeros en lograrlo fueron los Sumerios y, luego, los Egipcios y los Babilonios (entre 3200 y 2400 AC). En las Américas, la única cultura precolombina que desarrolló un sistema escrito completo fue la de los Mayas, entre 200 y 300 AC (hallazgos recientes apuntan a que pudo ser antes
Esto consiste en un proceso mediante el cual amplias áreas de nuestro cerebro comienzan a realizar funciones para las cuales no evolucionaron. Nuestro cerebro, al nacer, no cuenta con áreas o circuitos neuronales específicamente dedicados a la lectura; aprender a leer altera la arquitectura cerebral y genera nuevas conexiones en áreas que, antes del aprendizaje de esta nueva habilidad, no se comunicaban.
Desde muy temprana edad, los niños se interesan por cómo aprender a leer. La lectura es una de las habilidades más importantes que puede incorporar un niño.
Aprender a leer desde pequeños, amplía considerablemente su mundo de conocimientos, además de entrenar su pensamiento y aumentar la capacidad de expresar sus ideas a través de las palabras.
Sin embargo, ¿qué pasa con quienes ya hemos adquirido dicha habilidad?, ¿sabemos leer?, ¿comprendemos el sentido de lo que leemos?, ¿somos capaces de una lectura comprensiva?.
Tanto el fracaso escolar en la adolescencia, como dificultades laborales y personales en la vida adulta, obedecen a menudo a problemas en la comprensión de los textos que se leen, por lo que conviene diferenciar entre la simple lectura y la lectura comprensiva, entre aprender a leer y comprender lo que se lee.
Los ejercicios para la lectura comprensiva, incluyen algunas pautas que puedes tener en cuenta para una lectura efectiva:
Concéntrate en lo que estás leyendo, no te distraigas con otros pensamientos y actividades ajenas a la lectura. Si algo o alguien te distrae, cierra el libro, resuelve el problema y sólo regresa a la lectura cuando tengas tu mejor disubicación.
Mantén una actitud crítica ante el texto, interrógalo, asegúrate de haberlo comprendido y que lo que interpretas es lo que el texto realmente transmite, acuerdes o no con él.
Evita suponer cuestiones que el texto no menciona, desde tus propios preconceptos y prejuicios. La forma de avanzar en el conocimiento es a partir del cuestionamiento constante. No te pierdas la excelente oportunidad para crecer y enriquecerte, que cada nuevo texto te ofrece.
Investiga lo que no comprendas, ya sean términos o conceptos, busca otras fuentes, verifica los datos, no creas a rajatabla todo lo que está escrito.
Actividades durante la lectura
En esta etapa el lector se está enfrentando al texto y comienza a ver si lo señalado en las actividades de la etapa anterior concuerda con la lectura. Así, comprueba si la información entregada a partir de la activación de los conocimientos previos coincide con lo que le está entregando el texto.
Otra actividad que se realiza durante la lectura es la siguiente:
Comenzar a leer y detenerse en el primer párrafo o en la mitad de la historia, para realizar preguntas como: ¿qué pasará a continuación? Así, realizarás supuestos o conjeturas de lo que viene a continuación.
También es de gran utilidad contar en voz alta lo que se ha leído para ver qué se ha comprendido en el momento. La realización de preguntas sobre el contenido del texto ayudan mucho para ir entendiendo mucho mejor los hechos o sucesos que van ocurriendo.
Actividades después de la lectura
En esta etapa, el lector está en condiciones de responder a las siguientes preguntas: ¿Cuál es la idea principal? ¿Cuáles son las ideas secundarias?
Se trata organizar de manera lógica la información contenida del texto leído e identificar las ideas principales, es decir las más importantes, y las secundarias, aquellas que aportan información que no es fundamental en la historia (pueden ser descripciones de los personajes, del ambiente, de los acontecimientos, etc.).
Para esto, se puede organizar la información realizando las siguientes actividades:
1. Hacer resúmenes: ordena y reduce la información del texto leído, de manera tal que dejes sólo aquello esencial. Escríbelo nuevamente.
2. Realizar síntesis: al igual que el resumen reduce la información de un texto, pero utilizando palabras propias.
3. Hacer esquemas: convierte la información en listas de acciones agrupadas según lo sucedido.
4. Hacer mapas conceptuales: ordenar las ideas principales en cuadros que se relacionarán por medio de flechas con las ideas secundarias encontradas.
Consejos para tener una lectura agradable
1- Sin misterios
Para esto no hay atajos mágicos: aprendemos a conducir conduciendo, y a leer se aprende leyendo. Cuanto más leamos mejor comprenderemos la estructura del lenguaje escrito y más viveremos, porque eso de “a mí no me gusta leer” es completamente falso. Decir que no nos gusta leer es como decir que no nos gusta comer o que no nos gustan las películas. Habrá platos que nos gusten y otros que nos hagan vomitar, habrá películas que nos emocionen, otras que nos diviertan y otras que nos aburran soberanamente. Con los libros pasa igual, algunos pasan sin pena ni gloria y otros nos hacen vivir las aventuras más trepidantes de nuestras vidas, los amores más apasionados o los viajes más hermosos; y sí, también los hay insufribles. Si pensamos que no nos gusta leer, es solo porque aún no hemos encontrado el libro adecuado.
2- Elige bien y acertarás
Lo importante es cogerle el gusto a la lectura, y para eso es esencial hacer una buena elección de los textos con los que vayamos a trabajar. En primer lugar nos tienen que interesar o entretener y en segundo lugar deben adaptarse a nuestro nivel de lectura. Si no tenemos hábito, mejor no empezar con el Ulises de Joyce. Lo más apropiado será iniciarse con lecturas sencillas: libros de relatos o de aventuras. Algo entretenido y no muy extenso. Segurísimo que en breve vamos encontrando cada vez más novelas que nos gusten y acabaremos haciendo nuestra propia biblioteca en papel o digital.
3- Mantén el diccionario cerca
Se trata de ampliar nuestra comprensión lectora, y una parte muy importante es tener un buen vocabulario. Cuando leamos alguna palabra que no entendamos, busquémosla inmediatamente en el diccionario antes de que se nos olvide y anotemos el significado. Después, busquemos una situación de la vida real en la que podamos usar esa nueva palabra. Si la incluimos en nuestro lenguaje, la memorizaremos mucho mejor.
4- Lee un par de párrafos y resume
Hay que empezar poco a poco. Leemos unos párrafos y nos preguntamos qué hemos leído. Luego lo resumimos en un par de líneas. Esto deberíamos hacerlo solo una vez al día porque si nos obligamos a resumir todo lo que leamos, se nos va a hacer tan aburrido que no vamos a querer coger un libro más en la vida.
5- Practica en voz alta cuidando la entonación y en silencio sin mover los labios
Una parte de lo que leamos debe ser en voz alta para practicar nuestra entonación y pronunciación. Tenemos que esforzarnos en vocalizar y en comprender lo que estamos diciendo. Cuando leamos en silencio hay que acostumbrarse a no señalar la línea por la que vamos y a no mover los labios.
6- Método Cloze
Se trata de un ejercicio simple pero muy útil para practicar la comprensión y vamos a encontrar todo lo que requieremos en Internet. El método Cloze consiste en rellenar las palabras que faltan en un texto. Es poner en los huecos las palabras que creamos que deben ir para darle sentido al escrito, lo que nos obliga a entenderlo.
7- Traducción simultánea
Otro ejercicio que podemos hacer para comprender lo que leemos es escoger una frase y decirla de otra manera, es decir, utilizar sinónimos para que mantenga el mismo significado pero distinta forma.
8- Asocia palabras con imágenes
Esto es lo que todo lector hace y lo que nosotros debemos aprender a hacer, porque no solo viveremos muchísimo imaginando lo que nos cuentan los libros, sino que también vamos a estudiar de forma mucho más eficaz. Tratemos de imaginar siempre aquello que leemos, porque si nuestro cerebro traduce en imágenes las palabras es porque estamos comprendiéndolas, y las imágenes son más fáciles de memorizar.
Mira Carlos Vargas
Jacky Js
Nice!
«Every time you are tempted to reach in the same old way, ask if you want to be a prisoner of the past or a pioneer of the future.»