10 ERRORES COMUNES DE LOS PADRES DE HOY

10 ERRORES COMUNES DE LOS PADRES DE HOY

Escrito por Evolucion Consciente

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09/07/2016

En esta vida aprendemos por ensayo y error, pero para que se produzca el aprendizaje debemos saber en qué hemos fallado para poder acertar en el próximo intento. en este post te traemos 10 errores comunes de los padres de hoy que en más e una ocasión, y siempre con la intención de hacerles un bien, cometemos todos los que tenemos que criar a nuestros pequeños.

1.Subestimar su CARÁCTER.

Si queremos fomentar el carácter, la confianza, la fuerza y la resiliencia, tenemos que dejar que los niños se enfrenten a las adversidades y que experimenten el orgullo que se siente al salir reforzado de una situación difícil.
Es complicado ver a nuestros hijos caer, pero a veces es necesario.

2. Juzgar a otros padres… y a sus hijos.

Independientemente de lo mucho que difieras en la forma de educar que tienen otros padres, no es tu misión juzgarlos. Nadie es completamente bueno ni completamente malo; todos somos un poco de todo, todos trabajamos contra nuestros propios demonios.

Nunca sabemos por lo que alguien está pasando, ni cuándo nos veremos en una situación parecida. Aunque, en ocasiones, no podamos evitar tener nuestros prejuicios, deberíamos controlarlos y tratar de entender a la otra persona en lugar de llegar a conclusiones precipitadas.

3. Olvidar que los hechos pesan más que las palabras.

De nada sirven las grandes lecciones que les demos, por buena que sea nuestra oratoria y libros que hayamos leído, si con nuestro ejemplo en la vida, con nuestras actitudes, les demostramos lo contrario.No podemos invitarles a superar sus miedos y encerrarnos en el baño si vemos una araña…

4. Criar al hijo que queremos, y no al que tenemos.

Como padres, nos creamos una imagen propia de nuestros hijos. Esta imagen comienza a confeccionarse en el momento del embarazo, antes incluso de saber el contacto fisico del bebé. En secreto, deseamos que el niño se parezca a nosotros, pero un poco más inteligente y con más talento.

Sin embargo, los niños suelen seguir su propio modelo y, además, desconfiguran los nuestros. Al final, son como nunca los imaginamos. Nuestro trabajo consiste en descubrir sus dones innatos, y en tratar de guiarlos por el buen camino.

5. Olvidarnos de lo maravilloso que es ser niño.

Criar a niños pequeños puede ser un trabajo duro y monótono. A veces, es tan agotador física y emocionalmente que nos encantaría que se hicieran mayores cuanto antes.

Pero podemos llegar a olvidarnos de viver de lo realmente bueno: los cuentos de antes de dormir, los pijamas de una sola pieza, las cosquillas en la tripa y los gritos de alegría. A veces, nos olvidamos de dejar que nuestros hijos se comporten como niños y vivencian de su infancia.

Hay que dejar que vivencian y crezcan a su propio ritmo, así que, en primer lugar, deben explorar sus intereses sin miedo al fracaso y, en segundo lugar, no tienen que sentirse agobiados.

La infancia es un momento de juegos y de descubrimientos. Cuando metemos prisa a los niños, les estamos robando una etapa inocente por la que nunca volverán a pasar.

6. Entrar en una competición por ser el mejor padre.

Todos los padres llevan algo de competitividad en las venas. Lo único que requieren para despertar al monstruo es que otro padre ponga a su hijo por encima del tuyo.

Tememos que nuestros hijos se queden aparte. Tenemos miedo de que, si no nos ponemos serios e intervenimos para pararle los pies a cualquiera, se sumirán en la mediocridad para el resto de su vida.

Los niños tienen que esforzarse y entender que los sueños no se cumplen así como así, que para ello tienen que trabajar y trabajar. No obstante, si fomentamos una actitud de ganar cueste lo que cueste y les permitimos que empujen a otros niños para conseguir ser los primeros, la cosa se nos está yendo de las manos.

7. Tratar de ser el mejor amigo de nuestro hijo.

Como todo el mundo, quiero que mis hijos me quieran. Quiero que reconozcan mis méritos y me tengan cariño. Pero si quiero hacer bien mi trabajo, tengo que aceptar que se enfaden y que a veces no les gusten mis decisiones. Pondrán los ojos en blanco, se quejarán y desearán haber nacido en otra familia.

Pero, tratar de ser el mejor amigo de tu hijo solo puede llevar a una permisividad excesiva, y a que tomes decisiones desesperadas por temor a no contar con su aprobación. Esto no es amor, sino necesidad.

8. Vivir a través de nuestros hijos.

Los padres nos sentimos muy orgullosos de nuestros hijos. Cuando consiguen algo, nos hace más felices que si lo hubiéramos conseguido nosotros mismos.

Lo cierto es que si nos implicamos demasiado en sus vidas, nos resultará más complicado ver dónde acaban ellos y dónde empezamos nosotros.

Cuando nuestros hijos se convierten en una extensión de nosotros, puede que los veamos como nuestra segunda oportunidad. Pero, no se trata de ellos, sino de nosotros. Llega un momento en el que su felicidad empieza a confundirse con la nuestra.

9. Creer que nuestros hijos son perfectos.

Una cosa que suelo oír de los profesionales que trabajan con niños (orientadores o maestros) es que los padres de hoy en día no quieren oír nada negativo sobre sus hijos. Cuando se menciona la palabra preocupación, o problema, la reacción suele ser atacar al mensajero.

La verdad a veces duele, pero cuando escuchamos con la mente y el corazón abiertos, nos mostramos dispuestos a mejorar. Así, podremos intervenir antes de que la situación se nos vaya de las manos. Es más fácil tratar a un niño problemático que reparar a un adulto destrozado.

10. Adorar a nuestros hijos.

Estamos criando a los niños en hogares completamente centrados en ellos. A nuestros hijos les encanta, claro está, porque nuestras vidas giran en torno a ellos.

Es importante tener en cuenta que han sido creados para ser amados, no idolatrados. Por tanto, cuando les tratamos como si fueran el centro del universo, creamos un falso ídolo.

En vez de un hogar centrado en los niños, deberíamos intentar centrarnos más en el amor. Así, nuestros hijos se sentirán queridos, pero entenderán que en el amor, el altruismo va por encima del egoísmo.

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