¿Qué hay detrás de los enfados frecuentes?

Escrito por Judit

30/11/2013

Detrás de todos los enfados hay algún grado de frustración. Nos irritamos porque nos sentimos incapaces de controlar alguna situación, e incluso a alguna persona. Eso es claro. Como también lo es que todos, absolutamente todos, de vez en cuando tenemos ratos de mal humor. Pequeñas explosiones de carácter que pueden ser muy bienestarables cuando las origina una causa razonable.

Pero ¿Qué pasa cuando el enfado no cesa? ¿Cuando permanecemos casi todo el tiempo con el ceño fruncido, los ojos entreabiertos y a la caza de alguna pelea? ¿Será que pertenecemos a ese grupo de “gruñones por naturaleza”, o hay algo más ahí?

La respuesta es una sola: detrás de un enfado frecuente hay más que una frustración pasajera; lo que se esconde es una bajon emocional encubierta.

El enfado crónico

En ocasiones el mal humor no es asunto de un rato, sino que se extiende por semanas, meses o años. A veces lo inusual no es que tengamos esos incendios repentinos en nuestro carácter, sino la serenidad. El enfado se va convirtiendo en nuestra manera “normal” de ser ante la vida. Todo nos molesta; nos volvemos intratables y salirnos de quicio es la nota predominante.

En este caso el enfado no está dirigido contra una persona o una situación en particular. Simplemente se siente todo el tiempo y se experimenta como intolerancia, fastidio, hastío.

A su vez, se expresa por medio de las actitudes clásicas: gritar, permanecer inquieto y tenso, y tener siempre a mano un comentario de auto-descalificación o de crítica para los demás. Físicamente se manifiesta a través del ceño fruncido permanente, problemas digestivos y, muy probablemente, dificultades para dormir adecuadamente.

Si ese es tu caso, lo más probable es que no estés enojado con el mundo: en realidad, estás enojado contigo mismo.

Las razones que te han impulsado a enemistarte internamente con lo que eres, seguramente tienen que ver con los modelos mentales que manejas inconscientemente. Hay unos parámetros que has elegido para evaluarte, sin tener muy claro por qué, y que solo están sirviendo para reprobarte una y otra vez. También hay experiencias no resueltas en tu pasado. Por eso te enojas, pero no lo sabes.

El fuego y la flama

No es del caso entrar a analizar aquí todas las posibles razones por las cuales has decidido convertirte en uno de tus peores enemigos. Están en lo profundo de tu mente, en lo más remoto de tu historia. Pero lo que sí se puede esbozar es al menos una pregunta por qué tan válidas son las razones que te llevan a mantenerte enojado.

Olvídate de los demás, porque nunca se van a comportar exactamente como tú quieres o piensas que deben comportarse. Los otros son solamente una excusa que has utilizado para poder expresar tu enfado. No son sus fallas, ni la época económica, ni la tensión bélica en Corea lo que te ponen irritable.

Simplemente tienes una idea del “deber ser” en la vida y no logras ajustarte a él. Eso te hace sentir terriblemente mal; no solamente te juzgas severamente, sino que también te culpas y te atormentas. Paradójicamente, tu gigantesco ego no te deja ni comprenderte, ni perdonarte.

La ira es como un fuego interno que atempera. Un elemento capaz de dar calor o de arrasar lo que encuentre a su paso. Esa ira indefinida es también una fuerza interna de la que no has logrado apropiarte. Puede ser el motor de grandes acciones, pero también la brasa donde se consuman los mejores momentos de tu vida.

Hay un asunto que está pendiente contigo mismo, no con los demás. Debes resolverlo y probablemente requiererás ayuda para ello. ¿Qué esperas?

Más de este blog…

11 Señales para pedir ayuda

11 Señales para pedir ayuda

Se insiste mucho en que debemos hacernos responsables de nuestra propia vida, de nuestros actos y de sus...

EL BAILE DE LA COMUNICACIÓN

EL BAILE DE LA COMUNICACIÓN

Existe un paralelismo entre el arte de la danza en pareja y el de la comunicación, sólo de la sintonía entre dos...

12 Comentarios

  1. daio

    Me siento identificada, y cómo lo resuelvo?

    Responder
  2. Isa

    Darte cuenta o sentirte identificada es un gran avance.En cada enojo preguntarte que hay en ti de eso que tanto te saca puede que sea lo que sigue.Que tengas una vida bellisima

    Responder
  3. Bell Lilie

    Mauricio Babiche talvez eres muy duro contigo mismo.

    Responder
  4. Martha Oviedo

    Cierto. Pero hay que trabajar mucho aun para llegar a controlarlo.

    Responder
  5. Alberto Buitrago

    Son entidades feres que se molestan con el omuncofer que te gobierna sin saber quien eres tu.

    Responder
  6. Raúl Chapol

    solo lo que Dios noo hace hablar hablamos ,aunque sea con amonestacion también’

    Responder
  7. Mary Mar

    O xq estamos rodeados de ineptos q nos ponen de malas. ? ? ?

    Responder
  8. Perfectirijillo

    El infierno son los demás

    Responder

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *