Nuestros pensamientos nos asaltan

Escrito por Lourdes

04/06/2017

¿Alguna vez has pasado la noche en vela con pensamientos de las cosas que le habían ocurrido durante el día? ¿O, quizás haya pensado en alguna cuestión económica? ¿O en la discusión que ha tenido con su pareja sentimental? Muchas veces ocurre que empiezas a pensar en uno de esos temas y los pensamientos se retroalimentan, mientras uno sabe que al día siguiente le espera un día muy duro y ajetreado.

Si usted se reconoce en este escenario, no se sientas mal. Esto es típico de lo que hace el ego cuando se siente amenazado o inseguro de alguna manera, sobre todo con la incertidumbre de un problema de bienestar o si está en medio de un cambio importante. El ego simplemente no sabe cómo hacer frente al desafío de sentimientos como la vulnerabilidad y la pérdida de la sensación de control.

Cuando el ego está manejando el asunto, se puede observar una dinámica: Un pensamiento genera una emoción que nos lleva a otro pensamiento que genera otra emoción. Vueltas y vueltas, va como un perro persiguiendo su cola, cada vez más agitado y molesto, incluso si en ese momento está realmente muy bien, seguro y a salvo en su cama. Mientras tanto, usted ni siquiera realmente reconoce el sentimiento original que dio origen a esta estampida mental.

Para conseguir alterarle así, el ego tiene que hacerle olvidar el momento presente, porque el ego se desvanece cuando se está completamente en el Ahora. Así que para mantenerse, su ego le saca del Ahora, lejos de la realidad, pensamiento por pensamiento. Si usted empieza a observar lo que su ego está haciendo, se dará cuenta de que cuando el ego lleva su conciencia fuera del momento del
Ahora, sólo hay cuatro lugares que puede tomar: hacia el pasado, hacia el futuro, hacia su propia historia, o hacia la historia de otros.

La buena noticia es que usted puede salir de este círculo tan pronto como reconoce que no está en el presente. Pregúntese a sí mismo: “¿Qué está sucediendo ahora?” Mire a su alrededor, observe y escuche. ¿Cuál es el contraste entre la situación real en sus alrededores inmediatos-los sonidos, la calidad de la luz, los colores, y así sucesivamente-en comparación con el mundo mental y emocional creado por sus pensamientos? Tome conciencia de la respiración y las sensaciones corporales. Relájese. Usted puede estar enfermo, pero nada le ataca, salvo sus propios pensamientos.

Reconozca lo que su ego ha hecho: le ha arrancado del presente, con recuerdos y expectativas. Pensando en el pasado ha creado sentimientos de culpa, remordimiento, o nostalgia, y pensando en un futuro imaginario ha generado ansiedad y temor. Ha logrado debilitarle desde la mente, generando emoción. Esta intensa contracción sobre uno mismo es el sello del ego en su peor momento. Pero darse cuenta de que usted no está en el presente y darse cuenta de que estoy en el futuro o que estoy en el pasado es lo que se requiere para despertar de su sueño y del drama.

A medida que se restaura en el presente, la confusión interna retrocede porque ha detenido la marea de pensamientos que había sido creada y mantenida. Usted está cortando la ilusión. A medida que aprenda a usar el poder de su conciencia para volver al momento presente, se vuelves más encarnado, más despierto a su verdadero yo, y capaz de responder a las exigencias de su vida con claridad.

Cada vez que sale del Ahora, es inevitable que se identifique con una historia que le habla, sobre usted, su bienestar o su vida. Es como si usted hubiera caído por el agujero del conejo en Alicia en el País de las Maravillas a un universo imaginario. Pero a diferencia de Alicia, que sabía que estaba en un mundo de fantasía, la mayoría de nosotros estamos totalmente convencidos de que es real.

Entender esto es crucial, porque la identificación ciega con sus historias continuará para siempre a menos que reconozca el patrón y lo exponga a la luz de la conciencia del ahora. Usted sólo es su auténtico yo al despertar y tomar su lugar legítimo como el ser consciente observando todo el espectáculo, pero ya no capturado por él.

Al proceso de despertar a una mayor conciencia y presencia se le flama a veces la mas allá del ego. De hecho, muchas enseñanzas espirituales hablan de matar al ego. Pero el ego, de hecho, no debería morir sino que, al desarrollar un alto grado de presencia, deja de gobernar su mente y determinar su experiencia. A partir de entonces, envía conocimientos por medio de su punto de vista único, pero ya no define su identidad. A medida que el ego se desvanece y prevalece la conciencia, su identidad como un yo separado se vuelve menos dominante, y por fin realmente se saborea la plenitud del ser.

Richard Moss

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  1. Pienso... ¿luego existo? - Camors - […] ¿hasta qué punto es indispensable identificarnos con nuestros pensamientos?… Es decir, ser mi pensamiento y, más aún, pensar antes…

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