Todos los que pasamos de cierta edad, agradecemos haber pasado la adolescencia sin tener a mano uno de esos teléfonos inteligentes que nos hacen cometer muchas tonterías a través de las funciones de mensajería instantánea. ¿O no? Sin embargo ¿qué me dirías si te aseguro que el amor en red es espiritual, mucho más de lo que crees?

Si, nos ponemos nostálgicos y pensamos en las cartas de amor que tardaban varios días ( con suerte) en llegar a nuestras manos… que contenían la caligrafía de nuestro amor y con un poco de suerte algún perfume identificativo…

¿ Cómo oso compararlo con los métodos de comunicación de hoy en día?

Bueno….la clave está en la inmediatez…

Tenemos claro que el maximum de la comunicación entre dos almas ( o sea de nuestra comunicación espiritual) es cuando ambas personas se encuentran frente a frente, se hablan, se miran a los ojos, se perciben y se sienten…

Entonces apenas importan ya las palabras, porque la comunicación se establece en forma de energía conjunta que emiten y reciben en el acto ambas personas.

Esto no ocurría con nuestras anheladas cartas de amor… quien las escribía, estaba en ESE momento vibrando en Amor, era en ese momento cuando esas palabras que aparecían en su papel tenían todo el sentido, estaba ocurriendo ENTONCES.

Días después aquella carta era recibida por la persona amada, en cualquier momento, en cualquier estado…

Probablemente la lectura de esas líneas también le hiciera vibrar en amor, si quieres, en la vibración exacta de cuando fue escrita, pero en otro momento…

Y así es como aquellas cartas nunca eran del todo verdad porque no eran leídas conforme salían del otro, porque cuando leíamos «estoy pensando en ti» quizá el otro estaba pensando en macarrones con tomate…

Eran como la luz de las estrellas, que muchas nos llegan tiempo después de que estén idas…

Pero, independientemente del uso, pasarse de la raya y mal uso que se le pueda dar a la tecnología, esta se puede poner del lado del amor, del lado de la espiritualidad, porque no hay nada más espiritual que el AQUÍ Y AHORA…

Nos ofrecen reencuentros que hasta su aparición estaban vetados, ahora es fácil encontrarnos, es fácil reencontrarnos… basta un click…

Nos permite formar parte de grupos de personas afines con las que posiblemente nunca hubiéramos contactado de no ser por internet.

Intercambiar conocimientos, información…

Pero lo más importante, nos permite entrar en la energía del amor compartido aunque estemos a miles de kilómetros, en un mismo ahora, en una misma vibración.

Por supuesto que no en todas las conversaciones instantáneas que mantenemos, ni siquiera con nuestros seres queridos, se establece esa energía de amor, pero eso tampoco ocurre siempre que los tenemos delante, al igual que para encontrar una carta de amor en nuestro buzón teníamos que sacar cientos de cartas del ayuntamiento, de publicidad, de entidades financieras…

Pero como en la vida, algunas veces esas cosas ocurren… y cuando ocurren no importa que formato adquieran, no importa si lo vemos en la pantalla de nuestro dispositivo o nos lo susurran al oído.

Lo importante es que somos capaces de sentir esa energía mutua, que se está produciendo en ese mismo instante, que nos hace sonreír acompasadamente  aunque no nos veamos las caras.

La certeza de que lo que se está produciendo es real, aquí, allí y ahora…

Es el triunfo sobre la distancia y sobre la ilusión de separación, es la física cuántica aplicada al amor, esa que nos dice que una partícula puede estar en dos sitios a la vez dependiendo del observador.

Pues millones de partículas amorosas viajan cada segundo por la red, encontrándose simultaneamente en los dispositivos de dos personas…

¿ De verás no os parece espiritual?

No os cerréis a los nuevas tecnologías, desapegaros del pasado ( otro consejo muy espiritual por cierto) y vived del AQUÍ y AHORA que nuestra Era nos proporciona.

Enviad y Recibid Amor… qué mas podemos pedir…